-¿Quien anda ahí?- preguntó con su voz ronca mientras dirigía su vista a todos lados con él entrecejo fruncido.
No logre moverme, no podía articular una palabra, no podía dejar de observarlo. Su mirada destilaba fuerza a pesar de estar fija en la nada. No era difícil adivinar que había sido increíblemente intimidante en su momento.
-¡Respondan!, ¿Quien demonios anda ahí?- espetó.
Cuando pude darme cuenta, Patricia se encontraba a mi lado, con la mirada nerviosa fija en su hijo.
-Joel...- murmuró.
-¿Quien carajos viene contigo?- le interrumpió. Estaba recostado sobre su cama cubierto hasta la cintura por unas pesadas colchas. Pude botar como apretó en un puño la tela del edredón hasta que los nudillos se le pusieron blancos. Estaba furioso.
-¡Soy Erick!- solté de pronto- Erick Colón.
Patricia me miro aterrorizada y él dirigió su atención hacia mi.
-No necesito un enfermero siseo con desdén.
No pude evitar fruncir el entrecejo confundido y tartamudeé.
-N-no soy un enfermero.
-Tampoco necesitó un niñero. No soy invalido- me soltó en voz alta.
Él coraje comenzó a recorrer mi cuerpo con rapidez. ¿Como se atrevía a comportarse de aquella manera conmigo si yo no le había hecho nada?.
-Joey, Erick no es un niñero; es hijo de...-comenzó Patricia siendo nuevamente interrumpida.
-¡No me interesa si es hijo de él presidente de Estados Unidos!, ¡Quiero que se largue!- grito Joel. De pronto, su pecho subía y bajaba rápidamente con su respiración pesada. Las aletas de su nariz se abrían por él coraje, y entonces exploté.
-¡No me iré!.
La mirada de Patricia era aterrada.
-Joel bajo su tono de voz hablando con voz amenazante- Vete.
-Sacame- una sonrisa burlona se dibujo en mi rostro mientras me cruzaba de brazos.
Sabia que no iba a levantarse de la cama. Entonces enmudeció.
-¿Que pasa?, ¿No puedes?- lo reté.
Sabia que estaba siendo demasiado cruel, pero era la única forma de hacerle ver que me necesitaba. Él bajo la cabeza mientras hablaba casi en murmullo.
-No puedo ir al baño por mi cuenta, no puedo vestirme, no puedo caminar sin caerme. No puedo hacer nada...-su voz parecía haberse quebrado, pero cuando alzó la vista, solo pude ver sus ojos sin vida vidriosos- Vete.
-Yo puedo ayudarte- murmuré. Una parte de mi se había conmovido terriblemente al verle de esa forma. Por un segundo pareció tan vulnerable.
Para mi sorpresa, rió.
-rió amargamente- ¿Si?, ¿Como?, ¿Llevandome al baño?, ¿Vistiendome?, ¿Sacandome de la habitación?- su risa se fue apagando, dejando solo él dolor en su voz.- Es denigrante.
-¿Que pasaría si te dijera que puedes hacer eso tu solo y más?- murmuré con cuidado.
Pude ver un atisbo de asombro y esperanza en su rostro.
-¿Cómo?- titubeó.
-Puedo enseñarte a “ver” él mundo con tus manos. Tus manos serán tus ojos- dije con renovada esperanza.
-fruncio él ceño- ¿Eres ciego?- pregunto de pronto.
Sonreí tristemente.
-No. No lo soy, pero mis padres si...ellos me enseñaron a ver él mundo con mis manos; si tu quieres, puedo enseñarte.
Note la duda atravesar su rostro y me volví hacia Patricia, lucia mas tranquila y esperanzada. Él corazón se me encogió; me miraba como si yo fuese una salvación, y sin embargo, no lo era. Solo era un chiquillo que intentaba ser de ayuda.
Di un paso hacia la cama de Joel y después comencé a caminar en su dirección mientras sentía que él corazón comenzaba a latirme con fuerza contra las costillas. Cuando estuve al pie de la cama, me detuve. Pude notar que me percibía, porque olisqueó hacia mi dirección.
-Sal de la cama- hable cautelosamente.
-No- respondió tajante.
Suspire y me arme de valor. Mis manos se posicionaron sobre la colcha y tire de ella descubriéndolo.
-¡¿Que demonios...?!- exclamó.
-Sal de la cama- hable intentando sonar firme.
Él no lo hizo. Rodeé la cama hasta quedar a su lado y enrede mis dedos sobre sus muñecas para tirar de él hacia arriba pero fue más rápido y tiro de mi. Perdí él equilibrio, terminando por apoyar una rodilla sobre la cama con mi cuerpo abalanzado sobre él suyo y su rostro a pocos centímetros del mio.
Mi corazón comenzó a latir desbocado por la cercanía. Su aroma me golpeó aturdiéndome, olía a perfume caro, loción de afeitar y menta. Todo mi cuerpo comenzó a temblar involuntariamente y mis ojos e posaron en los suyos. En ese momento podría jurar que podía verme.
-No vuelvas a hacer eso- siseó. Su aliento me rozaba él rostro y un extraño escalofrío recorrió mi cuerpo.
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Blindly »joerick
Fanfiction❝ Mereces algo mejor que un maldito ciego.❞ • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • Historia original de Sam Leon.