Sus labios se fruncieron en una línea molesta y me mordí el labio inferior intentando reprimir mi ganas de disculparme por preguntar.
—Mi padre es un hijo de puta—soltó de pronto.
Él desdén en su voz me erizo los vellos de la nuca. Jamas lo había escuchado tan molesto.
—¿P-Por que dices eso?—susurré con miedo.
Él cerro los ojos como si tratara ahuyentar recuerdos desagradables y suspiró.—Mi papá le fue infiel a mi mamá. Por eso se divorciaron. Porque lo descubrió. No tuvo respeto por el amor que le tenia a mi madre. No tuvo respeto por el mismo ni por nosotros. No soporto verlo. Destrozó a mi madre y nosotros tuvimos que recoger sus pedazos. No quiero volver a ver a mi madre de esa forma. Ella..., ella estaba mal. Muy mal.—dijo. La impotencia de su voz me hizo sentir un nudo en el pecho.
Sin decir mas, plante un beso en sus labios y el me correspondió casi de inmediato. Sus brazos se apretaron a mi alrededor mientras comenzaba a caminar hacia atrás, mi espalda choco contra la puerta del baño de su habitación y el la abrió introduciéndonos dentro. Una vez, ahí un a una nuestras prendas fueron desechas de nuestros cuerpos y entramos a la ducha.
No hubo absolutamente nada sexual al estar en ma ducha con el. El agua caliente caía sobre mi espalda mientras Joel limpiaba meticulosamente la piel de mi espalda con un poco de gel de baño. Yo hice lo mismo por él. Su piel estaba cubierta de pequeños lunares y eso me pareció adorable. Mis labios se posaron en su piel húmeda y soltó un gemido ahogado ante la caricia de mi beso. Se giró para estar de cara a mi, y cerró los ojos mientras sus manos recorrían mi rostro.
—Daría los que fuera por poder mirarte a los ojos cuando te digo que te amo—susurró.
Una punzada dentro de mi pecho se formó y él nudo de mi garganta se potenció.
—No es necesario que puedas verme para que sienta el amor que me tienes. Te amo y esperó que tu también lo sientas—susurré dulcemente apartando el cabello mojado de su frente.
Sus labios marcaron una estela de besos por mi cuello hasta llegar a mi clavícula.
—Eres mi vida entera, ¿Lo sabes, cierto?—dijo contra mi piel húmeda.
Un estremecimiento me llenó el cuerpo y sonreí.—Haria cualquier cosa por ti—susurré.
Comenzó a desperdigar besos por mi cuello, hombros y cara hasta que él agua comenzó a ponerse tibia. Entonces, salimos de la regadera.
Secó mi espalda cuidadosamente con una toalla mullida y yo hice lo mismo por él. Cuando entramos a la habitación, Joel besó mis labios intensamente. Yo deje caer la toalla que envolvía mi desnudes y el soltó un sonido mitad gemido, mitad gruñido que me desarmó por completo. Sus dedos rozaron mis pezones con descaro mientras mi cuerpo se iba pegando al suyo con fuerza.
—¡Llegué!—la voz de Patricia me hizo separarme de Joel de golpe.
—¡Maldita sea!—mascullo Joel.
Una risa boba salio de mis labios mientras me apresuraba al baño para vestirme. Pude ver él rubor en mis mejillas pero intente ignorarlo. Me vestí a toda velocidad y cuando sali, pude ver a Joel completamente vestido.
No podía creer que aquel chico increíblemente terco, testarudo y de carácter insoportable se convirtiera en el amor de mi vida. Podía recordarlo a la perfección recostado en su cama con el ceño fruncido y los puños apretados del coraje. La seguridad en sus ojos a pesar de no poder ver, su mandíbula apretada..., si alguien me hubiera dicho que me iba a enamorar de esta forma de el, no lo habría creído.
—¿Erick?—susurró el.
Yo di un paso hacia el sin apartar mi vista de su rostro. Quería que él viera. Así eso cambiara su forma de verme, de sentirse acerca de mi, no podía dejar de imaginar sus ojos mirándome.
—Deberias intentar la operación.—susurré.
La mirada de Joel se tensó.—No tenemos el dinero para intentarlo.
—Tu papá si. Lissa me lo dijo.
Sus ojos se cerraron con fuerza.—¿Significa tanto para ti?—dijo con voz ronca.
—Significa mucho para ti. Lo sé. Lo noto—acaricie su cabello húmedo y sonrei—. Quiero verte feliz y ver era lo que querías desde hace mucho tiempo. No tienes nada que perder; si no logras recuperar la vista, no pasa nada. Pero no te quedaste con las ganas de intentarlo.
Deslice mi mano por su mejilla y él giro su cabeza para besar mi palma. El gesto me robo el aliento.
—Esta bien.—susurró.—Voy a hacerlo. Me operaré.
Él corazón me dio un vuelco dentro del pecho y un sonrisa radiante surco mi rostro. Me abrazo con fuerza mientras nuestros labios se unían en un beso urgente. Mis pies dejaron en suelo mientras Joel me cargaba un par de centímetros. Solte un grito ahogado dentro de su boca y él rió contra la mía. Sus dientes se apoderaron de mi labio inferior y mordió como fuerza diciendo—Di que me amas.
—¡Te amo!—dije gimiendo con dolor, y entonces, su lengua se deslizó por mi piel lastimada.
Él escalofrío fue delicioso y me bajó al suelo con cuidado.
—¿Quieres que te lleve a casa?—dijo con la voz enronquecida mientras me depositaba en el suelo.
—Se supone que me quedé con Yoandri, ¿Recuerdas?
Hizo una mueca de desagrado mientras decía—No quiero que vayas a casa vestido todo sexy.
—Joey, soy todo menos sexy—dije riendo.
—¡Oh, no!, ¡No tienes idea de lo sexy que eres!—dijo con una sonrisa maliciosa en los labios que me hizo perder el aliento.
—¿De verdad vas a hacerlo?—masculle.
—¿Qué?, ¿Operarme?
—Si, ¿Lo harás?—mi corazón se acelero ante la idea de Joel recostado en una cama mientras le abrían el cerebro para operarlo.
Una sonrisa llena de seguridad surco su rostro.—¿Estaras ahí conmigo?
—Siempre.—prometí.
—Entonces lo haré.
Él miedo dentro de mi pecho se extendió y al mismo tiempo una emoción indescriptible me invadió. Joel iba a hacer algo para recuperar la vista.
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