15.- Te Protejo

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Abrí los ojos de a poco al sentir de nuevo mi cuerpo seguir mis órdenes, estaba sentada en algún lugar junto Kaled.

Se veían todas las paredes de color blanco, y la mesa en la que estábamos era larga y angosta, cuatro paredes, una mesa y dos sillas. ¿Dónde estamos?

- Si descubro que esto fue obra de tu amiguita Alala te mato... ¿Entendido? - le hablé entre dientes, el sonrió un poco para hacerme pensar mis palabras.

¡Por supuesto! ¡Es un Demonio! ¿Cómo demonios mató a un Demonio?

Rode los ojos al quedarme sin argumento. Regresé mi mirada a la puerta del lugar, en la que entró una persona.

Un chico con una bata blanca se acercó a mí, al hacerlo noté sus hermosos ojos mieles con unas grandes ojeras, su ya avanzada barba era notable y sus lentes en lo bajo del puente de la nariz. Me sonrió seguido de ver a Kaled, me quedé observando su mano derecha dentro de su bolsillo un momento para ver cómo Kaled lo miraba irritado.

- Bienvenidos! - dijo en general. - Están a punto de presenciar mi laboratorio!

Y de repente la habitación cambio, mostrando computadoras y extraños aparatos con experimentos

Me quede viendo su mano por el rabillo del ojo, tenía curiosidad de lo que fuera eso, sea lo que sea que fuera. Pero estando Kaled no tendré la oportunidad de preguntar o arrebatar lo que sea eso... pero si noté como lo presionó en su bolsillo para cambiar la habitación.

Era arriesgado, pero quería saber que era eso. Mi madre solía decir que era muy curiosa... y vaya que soy curiosa.

Mi madre..

¡Debía de estar ya en casa! En la cena llegaría papá y mi hermanito y haríamos una cena especial de bienvenida, pero Kaled tenía que cambiar mis planes...

Dejé de atormentar mis pensamientos, y cuándo iba a levantarme noté unas correas en mis muñecas ¿Cuándo pusieron esto?

- ¿Por qué me tienen que atar? ¡Esto parece un maldito secuestro! - les grité al ver como caminaban juntos hacía un lugar de la habitación o bueno, laboratorio.

Seguí forzajeando sin parar, Kaled al volver rogó que me detuviera, que me haría daño pero no me importó y continúe.

- Es hora - dijo ese tipo dr bata blanca.

Me detuve al instante.

- ¿Hora de que Kaled? - le pregunté frunciendo el ceño, mi demonio iba a hablar hasta que lo interrumpieron.

Una estruendosa risa resonó en todo el lugar, al voltear y ver el causante de esto lo fulmine con la mirada. Se encogía entre risas y trataba de detenerse pero no podía, cuándo se calmo seco sus lágrimas causadas por la risa y se dirigió a Kaled.

- ¿Kaled? - se burló. - Abaddon, Abaddon... te creía mejor que esto - dijo burlándose, apreté los dientes y me concentré en que estuviera considerablemente cerca de mí para mandarlo a volar.

Sus pasos resonaban en la habitación, la sombra de su sonrisa era notable y la manera en que Kaled lo quería matar también.

Una sensación extraña se apoderó de mi cuerpo y me revolvió el estómago, mi mano cosquilleo y al verlo frente a mi enfrentado a Kaled supe que era hora.

- ¿Te han dicho que eres un idiota? - dije fulminante, apenas giró a verme confundido cuándo abrí mi mano y lo mandé a volar.
Sonreí triunfante de proteger a mi demonio, de sentir que por fin puedo hacer algo, que puedo hacer esto. El sentir el poder latir en mi, en hacerme cosquillas.. al decirme a gritos que lo utilice.

- ¡Maldición! - gritó y se acercó arreglando su bata, me desafío con la mirada y supe que esto terminaría mal. - Te arrepentirás...

Cuándo me iba a tocar vi como Kaled no lo dejaba, tenía la mano levantada impidiendo que me toque un cabello, mi corazón dio un vuelo al escuchar lo siguiente.
- No tocaras a mí Eleanor. - dijo entre dientes. - Eryx..

Eryx, entonces él se llama Eryx... suena a nombre de mujer.

- De acuerdo - levantó las manos y sonrió de lado. - Pero viniste aquí pidiendo mi ayuda, y si no me dejas.. - se encogió de hombros.

Me quedé viendo la escena algo confundida ¿Por qué Kaled pediría la ayuda a Eryx? ¿Y que tengo que ver yo aquí?

Pasé mi mirada de Eryx a Kaled y así, comencé a frustrarme al ver que no rompían la conexión de miradas.

¿Celos?

Si como no..

Me burle pero de inmediato abrí los ojos en grande.

- ¿Qué diablos fue eso? - grité sobre saltando a los dos frente a mí, ellos me miraron confundidos. - ¡Sal de mi cabeza! - grité de nuevo al escuchar su risa en mi mente.

Me siento en un deja vù, cómo cuándo así sufría por Abaddon, no me dejaba en paz... y ahora no quiero que lo haga.

De repente ya no tenía las correas en mis manos, y mis manos estaban en mi cabeza. Tratando de aliviar la tensión y los dolores, miré de reojo como las correas estában arrancadas y en mis muñecas se encontraba lo que sobraba.

Abrí los ojos y Kaled era sostenido por Eryx.

- ¡Eleanor! - gritó y yo sólo le miré entre lágrimas ya que el dolor me estremecía y las lágrimas se acumulaban en mis ojos.

Otra punzada en mi pecho me hizo gemir de dolor, miré mi pecho y vi como algo me había atravesado el pecho, sangre caía de mi boca y mi mirada se estaba oscureciendo.

Miré a Kaled gritar y soltarse de Eryx para correr a mí, tomó mí mano para consolarme.

- ¡Hey! ¡Hey! - me daba golpecitos en la mejilla para no perderme, pero era imposible. - Quédate conmigo ¿si?... - el dolor y el cansancio me obligó a dejar de luchar para rendirme. - ¡Eleanor! ¡No me dejes Eleanor! - se escuchó su voz a lo lejano.

La oscuridad me invadió para dejar de sentir dolor...




- ¡Eleanor! - gritaron haciendo que de inmediato abriera los ojos, cogi una bocanada de aire satisfaciendo mis pulmones. Mis ojos se adaptaron a la luz de inmediato, y lo primero que logré ver fue a Kaled y su ceño fruncido.

Su cara de preocupación.

- ¡Eleanor! ¡Eleanor! - me movió suavemente para despertarme. - ¿Qué sucedió que viste? - me preguntó y yo sólo lo miré fijo y segundos después reaccioné.

¿Qué paso?... ¡Claro! Una gran espada negra me atravesó y....

- ¡Joder! - grité para intentar tocar mi pecho, pero mis manos atadas me lo impedían. Pero eso no impidió que buscará en mi pecho la herida.

Pasé mi lengua por mis labios para verificar que no se encontrara rastro de sangre en ellos, al no encontrar nada suspire agitada.

Observé de reojo la manera divertida en la que nos veía Eryx, lo ignoré para hablar con Kaled.

- Y-yo... - pronuncié, quería gritar que todo estaba mal pero mi boca no quería sacar ni una palabra, es como si mi cerebro esté desconectado a mis sentidos.

Y Kaled se desesperó por eso.

- ¿Qué pasó Eleanor? ¿Tu que? - me dijo pasando sus manos por su cabello buscando un modo para calmarse.

Analicé su rostro y suspire esperando no fallar en esta.

- Vi mi muerte... - dije fuerte y claro, y lo noté al ver su rostro palidecer y abrir sus ojos a más no poder.

Se levantó para pasear por la habitación, caminaba de un lado a otro y me desesperaba.

No quería saber por qué se puso así... ni por que vi eso.

Eso significa problemas.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora