49.- El Final

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Kaled' s POV:

Había visto como varios demonios mataban a sangre fría sin importarles su enemigo en lo absoluto, pero nunca creí ver a Eleanor hacerlo, no hizo ninguna expresión al matarla, sus ojos negros y el aura que emanaba eran los que me decían que este era su poder. A pesar de mantener una gran distancia, podía sentir tan cerca de mi su poder, era atrayente. Me detuve y la nombre varias veces con la esperanza de que volteara y sea su mirada de siempre la que me reciba, pero no lo hizo en ningún momento, al ver como la brecha entre nosotros era cada vez más grande me atreví a correr hacía ella.

- ¿Qué crees que haces? - me detuvieron de repente, la persona que sostenía mi brazo era Alouqua. - ¿Te crees capaz de detener a lo que sea que sea eso. - dijo señalando rápidamente a Eleanor.

- Si, debo hacerlo. - intenté soltarme.

- Te recuerdo que ya pasó la peor parte, deja que ella saboreé un poco el poder que ganó. - me soltó cuando deje de forcejear. Pasé mi lengua por mis dientes para evitar decir algo más, apreté mis puños y me mantuve quieto mientras observaba como su silueta se hacía mas pequeña a lo lejos.

No iba a resistirlo por mucho, lo sabia, me conocía lo suficiente. Tengo que protegerla y mantenerla a mi cuidado, no pude hacerlo antes, y ahora que tengo la oportunidad me detienen diciendo que es mejor que no me entrometa. ¿Qué se hace en estos casos? Me siento en una maldita burbuja, no me puedo mover y solo puedo observar lo que sucede mientras me protegen.

Las dos gemelas se habían reunido e intercambiaban palabras antes de ser atacadas, todo se nubló y no se pudo ver más que solo pequeñas figuras cayendo a lo lejos. Aprieto la mandíbula cuando Alouqua junto a mi me mira entrecerrando los ojos, no iba a durar mucho tiempo así. Lo sabíamos ambos al momento en el que me soltó, me estaba dando la libertad de interferir, pero me quedé esperando.

- Ambos sabemos que no hacemos nada allí, sólo molestamos en la disputa familiar. - suspiró después de unos segundos en el que la niebla se disipó y se materializaron sus cuerpos a lo lejos. Tenía razón, no quería darle la razón, pero la tenía.

- No puedo simplemente esperar, esta no es sólo una pelea familiar. - dije dando los primeros pasos para acercarme.

- ¡Te van a destrozar! - escuché que levantaba la voz. - Va a ser una pena perder un juguete como tú.

Ignoré lo último que dijo porque estaba empezando a sentirme sofocado por la abrumadora cantidad de poder en el aire. Tragar saliva me raspaba la garganta y el pecho se me oprimía con cada paso que seguía dando, pero no podía parar, necesitaba acercarme lo más posible a Eleanor. No podía perderla, no otra vez.

- ¡Eleanor! - grité, pero se escuchó como si apenas hubiera susurrado su nombre, sólo volteó a verme el demonio que tenía a las gemelas entre sus manos.

Estaban pateando e intentando soltarse de su agarre, pero él me miraba y apretaba más su agarre en sus cuellos. Me quedé congelado en mi sitio, no me acerqué ni retrocedí, el pensamiento de pérdida recorrió todo mi ser, el recuerdo de cómo la tuve que ver sufriendo en cama... no quería sentirlo más.

- Cobarde. - masculló a la vez que tiraba a Eleanor al suelo y pisaba su cuello.

Cobarde.

No era la primera vez que escuchaba esa palabra, podría decir que fue parte de mi vocabulario cuando apenas tuve memoria. Bastardo, es otra palabra que me persigue al recordar mi pasado, pero no me iban a atormentar más, tenía que enfrentar mis demonios para estar con la persona que amo.

- E-Eleanor - apenas con un hilo de voz se escuchó a Alala hablar mientras extendía el brazo hacia Eleanor, que luchaba por quitar la pierna que ejercía presión en su cuello.

DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora