Capítulo 29 - Triste Venganza

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Capítulo 29

Triste Venganza

¿Qué pasó? Me duele todo mi cuerpo, mi brazo izquierdo, no puedo moverlo,estoy completamente cansada, siento que me voy a desmayar en cualquier momento, miré mi hombro y me encontré que tenía marcas de mordidas y en el codo marcas de garras, la sangre está fresca, sea lo que sea que haya ocurrido no pasó hace mucho tiempo.

Traté de pararme, pero me era imposible, no tengo las fuerzas suficientes para lograrlo... un momento, ¿donde está Aexa? Miré por todos lados pero no lograba verla, me estoy preocupando demasiado, siento que no voy a encontrar nada bueno, seguí buscando hasta que a lo lejos pude presenciar el cuerpo de Aexa tirado, gracias a mis ojos pude quedarme aliviada por el hecho de que estaba respirando, con mi brazo derecho me comencé a arrastrar intentando llegar hasta ella, pero...

*Pum-Pum* *Pum-Pum*

"¿Eh? ¿Qué es esto? ¿Por qué está así?"

*Pum-Pum* *Pum-Pum*

"Sigue viva, ¿verdad? Si, está respirando, así que sigue viva."

Con un extraño hormigueo y presión en el pecho me acerqué ignorando el dolor por el sobreesfuerzo que estaba ejerciendo a mi cuerpo cansado. Cuando llegué a su costado me puse de rodillas, viendo lo que menos quería, sus orejas al igual que mi brazo tenían rastros de dientes, no, ella ya no tiene orejas, se las arrancaron a mordiscos, su brazo derecho estaba doblado hacia donde no debería estar, y su pecho estaba con una herida profunda.

-¿A-Aexa? Vamos, despierta.- Dije con una voz temblorosa, ¿por qué me siento así?

Toqué su rostro y su cuerpo estaba helado, y ahora que me fijo bien, su color de piel está pálido, sus labios están azulados, también ha perdido mucha sangre. Sólo para estar segura tomé su pulso y milagrosamente aún tenía, pero... ¿de qué mierda me servía? Yo no puedo usar la Magia de Sanación, mis manos se queman al usarlo.

-Argh...- Aexa en un quejido botó sangre de su boca, sin pensarlo dos veces comencé a usar la Magia de Sanción, mis manos empezaban a arder cada vez más y más, pero no me importaba, yo quería salvar a Aexa con todo mi ser.

-Vamos, funciona, no me importa perder los brazos, pero por favor, déjame curarla, por favor, por favor.

Jajaja, ingenua, no puedes curarla, jajaja, deberías saberlo muy bien, la Magia de Sanación es inútil para los Demonios, la única forma de salvarla sería usar la Regeneración Maldita, pero... ¡Oh! ¡Verdad! Usaste la única Sombra de Furien que tenías en esa a la que llamas madre, y las que obtuviste se convirtieron en tu fuerza.

-Tú...- Es el Demonio Negro, aquel que hizo que matara a esos inocentes niños.- Te lo suplico, quiero salvarla, no quiero perderla, ella fue mi primera y única amiga, no quiero que muera, ¡no quiero!- Grité con impotencia mientras sentía un extraño líquido escurrir de mis ojos, mi vista se empañaba por eso, pero no me importa eso ahora.

Estuve intentando curarla por unos minutos, pero gasté todo mi mana, mis manos estaban expulsando vapor por la alta temperatura que ocasioné al usar la Magia de Sanación.

*Pum-Pum**Pum-Pum*

El pecho me duele, estoy transpirando.

*Pum-Pum**Pum-Pum*

-¿A-Azthi? ¿Eres t-tú?- Escuché su voz demasiado baja, casi no lo podía escuchar, apoyé su cabeza con mi mano para levantarla un poco hacia mí para poder escucharla mejor.

-Si, soy yo, espera un poco, pronto te recuperaras.

-No-No lo creo, mírame bien, no tengo ojos, apenas y escucho sin mis oídos, tengo el pecho atravezado, no siento mis piernas, no puedo moverlas.- Me dijo con una mueca de dolor.

Reencarnando en una DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora