Reencarnando en una Demonio

Capítulo 30 - Sembrando Miedo

Estaba pensando hacer una wiki de esto, ya que hay algunos que se olvidan quién es quién, pero luego dije "no".

Capítulo 30

Sembrando Miedo

-¡Es un monstruo, corran!- Decía un simple soldado que escapaba de mí.

-¡Jajaja! ¡Este poder tiene sus ventajas!- Grité mientras me reía, corriendo por todos lados matando a varios guardias.

No hay que malinterpretar las cosas, no he cedido ante la Locura, digamos que la puedo controlar gracias a las Sombras de ese templo en el que peleé, también se debe a que absorbí una fuente de Locura perteneciente a esa Sombra, o como lo conocía en mi vida pasada, "Yo". Esta forma aumenta todas mis cualidades, fuerza, velocidad, resistencia, agilidad, control de Magia de las Sombras y si quiero, puedo usar la Locura o estar con mi mente normal, sobre esto, pues, también hace crecer ciertas partes de mi cuerpo, parezco alguien de 20 años así, aunque todo mi cuerpo es cubierto por las Sombras, dándome una un aura oscura que siempre está presente, una capa, mis dientes y ojos se vuelven blancos, mis piernas se convierten como las patas de una cabra, ya no aparecen púas por mi cuerpo como lo hacía "Mejora de Cuerpo", en su lugar mis músculos aumentan un 10%, al menos no parezco una masa de carne que dice "Yo aplastar", estos sólo se ven poco, así que sigo teniendo una apariencia femenina, y por último, mi altura llega a ser de 1.83 metros, me hace sentir... superior.

-Creo que ya he jugado demasiado, si, jaja...- Dije mientras mi sonrisa lunática desaparecía, dando paso a una cara más seria.- Así está mejor, bien, tú, el soldado que está en el piso, ¿dónde está el encargado de esta Aldea?- Pregunté caminando hacia él.

Algo más de lo que me he dado cuenta es que ya no siento ese peso del trato que hice con las Sombras de tener que matar, descubrí hace poco el por qué de esto, resulta que ellas no me consideraban por completo como su Líder, así que tenían la capacidad de intentar darme órdenes, pero una vez que consumí a su verdadero Líder, se volvieron simples peones que siguen mi voluntad sin dudar, ahora mi poder me permite usar otras Habilidades con las Sombras que antes no podía usar, o mejor dicho, que no sabía que existían, estos son "Paso del Anochecer",  "Vínculo Viviente" y lo que me permite tener esta forma, "Manto de Sombras", al principio no quería usar esta forma, pensé que la Locura se apoderaría de mí, sin embargo aún así la usé, afortunadamente nada malo pasó.

Volviendo a la realidad, algo frenó mi caminar, una espada había salido de mi pecho, me apuñalaron por la espalda, que acto tan bajo, no creí que harían algo así, yo me lancé de frente, sin nada escondido, supongo que los humanos son así, repulsivos, claro, sin contar a mi papá, es al único que veo como una persona amorosa y gentil.

-Lo logré, maté al monstruo.- Dijo la voz detrás de mí, ingenuo.

Mi cuerpo tembló para hacer brotar varios brazos de mi espalda, agarrando al idiota que se atrevió a "dañarme", cuando lo elevé en el aire, giré a verlo mientras me sacaba la espada y se lo lanzaba en la cabeza al soldado al que antes le había preguntado sobre el encargado de la Aldea Humana en la que estoy. El tipo tenía una vestimenta rara, un pantalón marrón, un cinturón negro, una funda de espada de color blanco, y el torso lo tenía descubierto, ¿mujeriego? Tal vez si.

-Gracias por venir, quiero preguntar algunas cosas a alguien que se ve mucho mejor que ese soldado de ahí.- Mencioné señalando con una garra hacia el cadáver.- ¿Dónde está el encargado de esta Aldea?

-¿Q-qué eres? Deberías estar muerto.

-"Muerta", soy una chica, qué grosero.-Corregí dándole paso a la Locura, los irrespetuosos deben de ser castigados.- Tus gritos atraerán al que quiero ver.- Sonreí ante su cara llena de terror.- Descuida, seré muy cuidadosa para que no mueras, así que grita para mí.