Martes 29 de Mayo del 2018 10:46 pm

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Me desperté naturalmente, sin necesidad de alarma. Por fortuna en mi nuevo trabajo no debo madrugar, nunca me gustó hacerlo, siempre fue para mí tortuoso. Pero ahora puedo levantarme con tranquilidad, hacer pereza en la cama sin peligro de que se me haga tarde y hasta meditar. Cómo lo intenté hacer esta mañana al intentar llenarme de energía para enfrentarme al principal reto de mí trabajo. Mi deber es cuidar mancuspias en el bestiario. Cuatro son las sesiones que debo recorrer cada mañana hasta la tarde. Pero hay una en especial que es un problema para mí, aquella clase de mancuspias de esa celda son malévolas y de manera insoportable inquietas. Cada vez que llega el turno de limpiar aquel lugar me siento completamente desganado y molesto. Realmente resulta impotente limpiar allí, creo que la mayoría del esfuerzo de trabajo se va aquí sólo en esa celda. Pero es necesario que lo haga todos los días. Así que cada día pienso una estrategia distinta de distraer a las mancuspias para poder hacer mi trabajo con tranquilidad, pero ninguna ha resultado hasta el momento. Hay días que están más tranquilas cómo lo estuvieron hoy, a diferencia de ayer, pero siempre tiene que haber algún sobresalto. A veces temo salir herido o herir a alguna, y entonces perdería mi trabajo, y no sé que haría para sobrevivir. Pero he llegado a pensar que no son ellos del todo, que no es esa especie de mancuspias la molesta, sino algo en el ambiente de esa celda que hace que todo tienda al caos. Cómo si fuera un espacio donde una energía oscura desfragmentara cualquier tipo de orden y lo convirtiera en un huracán de fuerzas y energías lanzadas en todas las direcciones. Pero siento que debo sufrirlo con paciencia, sí quiero mantenerme en esta ciudad. Lo tomaré cómo una investigación, y seguiré experimentado alguna forma de poder controlarlos cómo lo puedo hacer con los de las otras celdas, donde el trabajo suele resultar hasta placentero.O descubrir que fuerza es la hace tender todo al desorden.  Aunque es posible que la meditación haya funcionado, hoy el ambiente el zoológico fue más tranquilo. Por otro lado, siguiendo con mi preocupación por las mujeres, hoy aún sin significativos avances he establecido roces momentáneos con algunas de las peligrosas que ha despertado esperanzas. En primer lugar, la curiosa teóloga no volvió a mencionar nada del encuentro, pero cada tanto me disparaba algunas miradas cómplices y en un momento se atrevió a darme un abrazo. Hay otra, que me encanta y que despertó mi interés por su gustó por la escritura, y siempre se acerca a hacerme preguntas del tema en los escasos segundos que es posible cruzarnos, le contesto cada vez con mucho detalles y cómo si con esas respuestas le diera la vida, pero no me atrevo a más que a lanzar miradas pícaras a sus labios rosados y bellos, y mantener las miradas unidas por algunos segundos. La tercera, que me cautivó por alguna infidencia sádica que se atrevió a hacerme alguna vez, y esas pulsiones oscuros me causaron enorme curiosidad. Con ella siento una afinidad grande, pero igual que las anteriores también es prohibida, y cada día le hago una pregunta torpe sacando un poco de información, si me atrevería a invitar a alguien sería a ella, me encanta su blancura mortesina, su delgadez cadavérica y sus labios sanguinolentos. La imagino mordiendo mi cuello y bebiendo mi sangre. Me imagino adorándola y recorriendo con mis sentidos cada centímetro de su brillo. La tierna elfa, la blanquecina hada y la tentadora vampiresa. En cambió, con la única conveniente y que podría serme permitida, el trato es casi nulo, y las oportunidades de encontrarnos muy pocas. 

Luego del trabajo fantaseo con alguna de ellas, me pierdo en alguna realidad virtual  y escuchó algo de música, me he propuesto escuchar una muestra de la música del mundo cada día, voy en los países con la A, hoy Alemania y Andorra. Un cuento corto y malo de Roberto Bolaño me dejó desconcertado. Trascribo a computador los apuntes de mi intento de novela, que no siento que esta funcionando. Me asomo a la ventana, nuevamente llueve y abismos vertiginosos me incitan y a la vez me paralizan. 

HOJAS AL VIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora