Estos días llevan tu nombre Mi Princesa. Hemos sin descansar ensayado la magia. Hoy, por ejemplo, la lección era volar. Volamos hacia adentro del bosque y disfrutamos del encanto de la naturaleza. Lejos del atareado jardín.
Allá fuimos árboles en la mañana que se placen en la quietud, eramos árboles abrazados, cariñosos contemplativos. Jugueteando con nuestras hojas, dejando que inspiradas aves nos den serenata y juguetonas mariposas se posen en nosotros. Tú me haces sentir las mariposas.
Luego volando volvimos a la parte baja del jardín. Cómo seres distintos comimos diferente, yo mi comida de vampiro y tú la comida mágica del país del sol. Fuimos tras la música a pasar la tarde, como nos gusta el uno cerca del otro, probando el elixir, acariciando nuestras almas. La tarde era bella e iluminada. Y así esperamos juntos hasta que el astro mayor se fuera. Su luz era nuestro alimento de hoy, su luz alumbraba los recuerdos que grababamos en nuestros corazones. Y cuando él se retiraba, algo de la oscura noche, de esas noches sin Luna, quiso apoderarse de tí. Y por poco te transformas en un monstruo, por suerte conservaba algo de luz recolectada en el día, he invoque a la Luna creciente y pude hacerte regresar. Casi se nos escapa ese iluminado día. Pero volvimos sanos y salvos. Victoriosos, de un viaje más, perfecto. Recojiendo abrazos, besos, caricias y sonrisas, para llevarlas como avío a mi próximo retorno a las alturas.
Y al final, supiste en tu invocación a la Luna creciente devolverme la inspiración.
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HOJAS AL VIENTO
MaceraEl diario de un joven que llega a una nueva ciudad con el afán de conseguir sus sueños. El reto de vivir una vida poética.