Lunes 25 de Junio del 2018 12:17 am

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                                                                                              Aquelarre 

Una vez al año se lleva a cabo una de las tantas convenciones de aprendices de nigromante. Cómo se dice que la magia está intrínsecamente unida al ocultismo y al sueño. El evento se realizó en la noche, fue el pasado viernes. Nos encontramos en un recinto poco concurrido. La idea era sobresaturarnos de arte y forzar nuestros cuerpos a no dormir, a ver si así podíamos estimular aquella parte de nuestro espíritu que hace posible la producción de magia. Para eso lo primero fue conectarnos con la música, lo cual es necesario para alcanzar estados emocionales creativos. Después de eso, teníamos que comenzar a crear un vínculo comunitario por lo que debíamos firmar con sangre un mural del recinto, cada cual debía dejar su ADN en la pared y esta le iría mostrando una característica de su ser, así mí firma se convirtió en una huella de un pie de bebé ¿qué quiso mostrarme el mural? Pasamos luego, a hacer una terapia de yogarisa, pues cómo también la magia está relacionada con la locura, entonces era necesario conectarse con está liberando la risa estrambótica. Así lo hicimos y esto nos distensionó. Las actividades siguieron sin parar, era necesario no descansar, evitar que el sueño nos alcance. Por lo que a medida que avanzaba la noche oscura nos íbamos adentrando en prácticas más internas. La siguiente fue más emocionante aún, era compartir un pedazo de espíritu entre nosotros ¿cómo hacerlo? para poder extraer un pedazo de espíritu es necesario hacer que este reluzca, para lo cual se necesita recordar un sentimiento muy fuerte unido a un recuerdo significativo, luego cuando este brilla hacer que la otra persona lo tome para sí, y entonces lo absorba en su ser, cuando el ejercicio funciona puede verse las partes más ocultas del espíritu, y estás son visiones maravillosas. A mí me fue muy bien, tanto que llevé a lágrimas de enternecimiento a un encantadora aprendiz que acompañaba a su madre, precisamente a su madre fue con quién me correspondió compartir un pedazo de espíritu. Hubo después una sesión de conjuros, cada uno mostraba un conjuro aprendido, la idea era atreverse a hacerlos, también vencí el miedo y logré por un momento encantarlos. Luego, nos repartimos en distintos grupos, había que escoger el tipo de encantamiento que se quería aprender de los que había disponibles: uno era mutar el rostro, el otro era poder manipular objetos con la mente, armarlos y desarmarlo, y uno más, era el poder dejar señales codificadas en objetos, para enviar mensajes secretos entre generaciones, algo así cómo mensajes de las botellas a través del mar, pero estas son dejados en cualquier objeto y que sólo pueden abrirse mediante un encantamiento. Yo escogí el tercero, entonces plasme en él, el nombre de mi pulsión vital 'xns' y la dejé allí para que en el futuro se encontrará y seguro quien lo hiciera descifrará el mecanismo de mi personalidad a través de aquel código.  Finalmente, la noche terminó cuando vimos un encantamiento de un mago profesional, un Nigromante que junto en este abrebocas jugó con algunos elementos principales de la nigromancia: la muerte y  el futuro. Entonces el día comenzó a clarear y fue necesario dispersarnos y volver a nuestras casas a dormir, sin despedirnos, sin saber si volveríamos a vernos. A dormir en el día y esperar que la magia haga efecto. 

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