Espiral

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Mis antepasados tenían entre sus creencias la idea de que la existencia era como una espiral. Por lo tanto, según esta la existencia gira en cíclos, que se repiten y a la vez avanzan. Se vuelve y a la vez se crea. Así bajo este principio, podríamos reconocer que muchas de las etapas de nuestra vida parecieran repetirse a pesar de no ser las mismas. Lo que podría interpretarse también cómo una forma de reivindicarse frente a ciertas circunstancias, si bien es cierto que no se puede remediar lo hecho en el pasado, surge una alternativa de obrar distinto, en condiciones similares, cada etapa es un nuevo anillo surgido del otro, cada nueva persona es un nuevo ciclo, cada relación es un nuevo anillo. Por lo tanto, esta sabiduría nos permitiría predecir que volveremos una u otra vez a circunstancias similares, pero que en cada una tendremos la oportunidad de obrar distinto si hemos aprendido. 

Bajo esta cosmovisión me he sentido en estos días, quién diría que volvería a un lugar similar que alguna vez desprecie tanto, al que pretendía no volver. Pero la vida es irónica, y estoy de nuevo, aunque no soy el mismo. Aún así en muchas cosas surgen los mismos sentimientos que surgían en aquel tiempo, aunque ahora soy consciente y trato de combatirlos. He aprendido a mantener mi postura firme, puedo cortar aquellas sensaciones cuando van brotando, el caminar me ha hecho fuerte. Ya no me afectan la ansías de aquellos tiempos. Los buenos recuerdos y las experiencias agradables son mis armas en estos momentos, los logros me han hecho seguro. Y el saber que los instantes no son el todo, me ha hecho sabio. 

Así mismo me pregunto, si estoy reivindicado mi camino, si estoy haciendo cosas distintas de aquel tiempo. Puedo decir que hay signos de que sí las cosas han mejorado, ahora no estoy solo, tengo una situación de poder, y no dejo pasar los momentos sin arriesgarme. Así mismo he aprendido a no centrarme en lo malo, sino a ser sobrio en cuanto mi lectura de la realidad, así se nota que no todo es bueno, ni todo es malo. La realidad no puede simplificarse a dos extremos. 

Aunque igual que antes los compañeros me siguen viendo cómo una persona muy afable, pero yo no puedo tenerles un verdadero cariño, y por momentos me fastidian. Y los otros siempre serán lejanos, roces circunstanciales. Aun así unos pocos se quieren quedar en tu vida, pero son muy pocos, tan pocos que se pueden contar con los dedos de manos humanas. Aunque sigo sintiendo el desprecio, fantasma constante, y puedo reírme sarcásticamente de él, cuan bien me hizo hacerme libre. Aunque eso no me permita tener el poder que quisiera tener sobre, todos y la admiración deseada (alimentación de los dioses). Pero al menos puedo darme el lujo de poder tratarlos con un total desapego. 

Pero también está mi compañía, quién se convierte en un nuevo ciclo, una relación por mejorar, con las medidas tomadas para evitar errores pasados. Saber de su presencia hace que sea insulsa la presencia o ausencia de los demás. 

Si estos ciclos debían repetirse cómo un hado inefable. Espero ser mejor en cada nuevo anillo. 

HOJAS AL VIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora