Martes 3 del 2018 11:12 pm

14 0 0
                                    

Me levanté temprano después de unos sueños intranquilos, temía mi encuentro con las mancuspias. Pero decidí no sugestionarme sino mantenerme en calma. Así fue. y el encuentro con ellas no fue traumático, al contrario, llegó a ser afable. Eso sí, no me fui sin apoyo, sino que utilice un argucia, se dice que en el futuro seremos cyborgs, que podremos vivir más porque podremos reponer nuestras partes con prótesis mecánicas y robóticas. Así que aproveché un regalo que recibí en estos días, la magia también puede estar en la tecnología. Esto alteró mi voz de tal manera que la hizo más melódica y potente, y llegué cantando cómo nunca a los hábitats de las mancuspias y creo que eso fue lo que hizo que ellas estuvieran más calmadas.  La jornada pasó rápida, y me encontré con algunos humanos a compartir emociones. No hay nada más satisfactorio en esta vida cómo el juego, la apuesta a perder o a ganar, seguramente porque eso mismo es la vida. Cómo siempre no ganamos, pero eso no mermo mi buena energía, para mí, la calma de las mancuspias fue mayor ganancia que cualquier otra cosa. 

Luego fui a buscar a un curandero que identifique en la ciudad, iba a pedirle un remedio para mi visión que se ve algo afectada por tantas noches viendo las estrellas fijamente, y por soportar tanta oscuridad que emana del inmenso espacio. Pero no pude llegar, los caminos se enredaron y me ví perdido, cada vez me sentía más lejos y se hacía más tarde y yo no veía el rancho, me ví luego acercándome a la región de los zombies y temí, así que decidí devolverme por camino seguro sin encontrarlo. Volví a la casa caída la noche, hoy el tiempo corría desesperado y los minutos se desprendían de mi existencia cómo mosquitos escapadizos. Hice un plan de administración de recurso para esta nueva temporada, es necesario seguir sobreviviendo en esta selva, hay que tener para comer, para habitar para ofrendar el impuesto al Leviatán, pero también hay que comprar algo de futuro y  alquilar instantes y lugares para hacer propicios los hechizos. Se necesitan ingredientes para las pócimas, se necesita ofrendar algo a los guardianes de los templos de alegría. Se necesita tanto y sigue habiendo muy poco. Después de eso, algo desesperanzado y también cansado, me había propuesto estudiar los hechizos de las palabras, pero prefiero más bien relajarme escapando a un universo paralelo, un universo de belleza, sabores y colores más fuertes, más nítidos. Ahí me quedo ido de mí. Hasta que recuerdo que debo dormir, porque es necesario crear una buena rutina, ya que la disciplina es una de las claves para lograr todo lo que quiero. Mi voluntad está fuerte, debe seguir así por una buena temporada. Pero hay que dejarla descansar, soltándola dejarla fundirse aminorarse al máximo, perderse en un mínimo destello en la inabarcable extensión del universo infinito.  Estoy pegado a la tierra y abajo el insondable espacio llamándome a vencer la gravedad y lanzarme a su vacío. 

HOJAS AL VIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora