HOJAS AL VIENTO

Magia negra

Las cosas han sido más propicias este año para la magia, a pesar de lo demandante del Bestiario, ha quedado algo de tiempo para practicar, debo seguirme convenciendo que ese es mi verdadero camino, y no dejarme comprar por una estabilidad mediocre. Aunque han sido las cosas más fáciles en el Bestiario, por la adquisición de más habilidad en la rutina laboriosa y por el cambio de especie. Pero también la vida del bestiario es agotadora y frustrante, y estoy rodeado de otros empleados que sólo perciben en ella lo negativo y auguran cada día lo peor. Pero yo no quiero escapar sólo por eso, sino por cumplir el sueño. Espero pronto ser reconocido cómo mago y luego ser conocido cómo un excelente mago. Eso sí, percibo que mi magia, no es aquella llena de colores y del luz, sino al contrario, es oscura, sale de las energías perversas y los desenmascariamientos de las auras. 

Aunque confieso que no sé muy bien cómo llegaré a ello, parecía más fácil al venir aquí, pero las oportunidades están silenciosas en algún lado de este inmenso jardín. Mientras tanto, la mayoría del tiempo y energías me las absorbe el Bestiario, me he vuelto más proclive al malgenio y la tensión. Mi único placer son los viajes con los tutores (que este año han sido más)  y las escapadas con mi ser mágico (qué me enseña sitios nuevos del jardín encantado y me incita a ciertas locuras). Veo con temor cómo los años se me escapan y la gloria se demora. Siento horror de llegar a creer que estoy ceñido a un sino en el anonimato. Me siento inseguro de cada hechizo lanzado, y hasta suelo pensar con preocupación que este ya no sea tiempo para la magia, o qué se haya que hacer otra magia distinta a la aprendida. Aún así no abandono, me arrastró muy lentamente por este camino. Y espero, espero tratando de ser paciente, desde la sombra, desde la soledad, desde la invisibilidad el momento en que uno de mis hechizos surja efecto y se extienda más allá de mis simples alcances, cómo el perfume final de Jean Baptiste Grenouille, dándome aquella orgía existencial que no conozco del todo, pero que siempre he anhelado como una necesidad primaría.