Afuera y adentro

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El espíritu del sueño me ha dominado, todo el día me ha tenido adormilado y con bajo ánimo. Nada extraño ha pasado, nada fuera de lo normal. Fue un día aburrido. Espero que llegue algo pero no se qué. No entiendo la estupidez de estar bien pero quejarse. 

Pero bueno no me quejaré, dejé de ser ese cuando morí por segunda vez. Debe ser más bien que extraño las emociones que me regaló la semana pasada: que ya me va haciendo falta el elixir de La Elfina, el coqueteo, la inspiración. Una buena lectura, una loca película. Una nueva persona. Algún plan. Por qué el movimiento de las cosas grandes es tan imperceptible, creo que si fuera capaz de percibir el movimiento giratorio de la tierra, o el movimiento del crecimiento de la semilla, el movimiento molecular. Sería feliz. 

Pero que interesante que hace ocho días, no pasó nada muy diferente, pero yo me sentía diferente. Los hechos fueron casi exactamente los mismos, pero yo me sentía mejor ¿por qué?

Un día cómo hoy las historias se detienen, no tienen nada que hacer aprendices de magos, ni mini celebridades. Días sin narrativa. Nada se soluciona, nada comienza, nada se insinúa. Sentimos lo que se siente en la eternidad, comprobamos que ser eterno no se corresponde con la felicidad. La eternidad es aburrida. 

HOJAS AL VIENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora