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Capítulo 9.

El timbre de la casa sonó cerca de las seis de la tarde y en seguida supe que se trataba de Emma. Me eché un último vistazo en el espejo antes de tomar mi bolso y recibir a Emma. Estaba estupenda, con uno de sus vestidos más nuevos, unos botines con algo de tacón y su usual brillo de labios había sido cambiado por un color rojo que combinaba muy bien con los detalles de su vestido y cartera.

—Pensé que sólo iríamos a comprar unos disfraces —la saludé cerrando la puerta detrás de ambas.

—Eso haremos, pero, ¿sabes quién es el hijo del dueño de la tienda?

—Supongo que no —me encogí de hombros.

—Louis Tomlinson —sonrió con algo parecido al orgullo.

—No me suena —admití.

Emma se cruzó de brazos al momento en que resoplaba y rodaba los ojos, todo al mismo tiempo. La elegancia de cada uno de sus movimientos siempre me hacía pensar si se la pasaba en sitios de internet sobre cómo resaltar tu belleza al doscientos por ciento. O, al menos, eso es algo que yo haría; sólo que me faltaba la parte de la belleza y era muy poco elegante.

—Es el primo del cuñado de Mandy.

Mandy era la hermana mayor de Emma, quien ya no vivía con ella y a quien sólo veía para las grandes reuniones familiares, donde seguramente había conocido al tal Louis.

—Ajá —reí, sin saber qué más decir e incapaz de conectar las palabras de Emma.

Avanzamos unos pasos fuera del pórtico y en seguida me encontré con el Cooper de la mamá de Emma. Me sorprendía que ella haya decidido prestárselo esta vez. Sin decir nada, nos subimos en el auto y emprendimos el viaje hasta la tienda de disfraces de la ciudad. Entretanto, Emma no dejaba de comentar respecto a lo que ella había oído que dijo una chica que otra comentó que le dijo que Liam estaba loco por Emma.

—Claro —me carcajeé—, y a mí también me tienes loca de tanto que hablas, ¡y encima con una rapidez que apenas entiendo!

—¡Eh, que esto es serio! —desvió los ojos de la carretera por un momento para fruncirme el ceño—. Liam podría en serio tener sentimientos por mí.

—Pues te felicito.

—¡Esto es malo, Scarlett! ¿Me estás escuchando siquiera? Liam es sexy, pero no quiero nada serio.

—Eres mala, ¿eh?

—Lo sé, ¿cierto? —una sonrisa de suficiencia se cruzó por sus labios color carmesí.

*

Una vez que Emma encontró estacionamiento, nos fuimos caminando hasta la tienda. No pude evitar sentirme incómoda al ver cómo todas las miradas estaban dirigidas a mi mejor amiga; aquello hacía que me sintiera un poco inferior. Intentaba acostumbrarme, sin embargo era casi imposible.

Entramos en la tienda de disfraces y, a petición de Emma, nos detuvimos justo en la puerta.

—Ahí está —susurró.

Miré hacia la caja y rápidamente vi a un chico de no más de veinte años entregando una bolsa con el logo de la tienda a una señora. Tenía un cabello castaño desordenado y una sonrisa muy bonita. Cuando quise mirar de nuevo a Emma, ella ya no estaba a mi lado, sino que ya estaba meneando sus caderas en dirección a la caja. Esperó a que la señora terminara su compra y apoyó los codos en la encimera. Corrí hacia ella para no perderme ningún detalle de su conversación. Ahora la sonrisa de Louis iba totalmente dirigida a Emma, sólo que ahora también conllevaba el sutil y natural coqueteo que también reconocía en mi mejor amiga.

—Hey, Emma —él saludó.

—Hola, Louis. ¿Todo bien?

—Todo excelente ahora que tengo el agrado de verte.