Capítulo 24.

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Ir la mañana del lunes siguiente con mi mano entrelazada a la de Zayn era tanto raro como reconfortante. Nada me importaban las miradas de la gente o los rumores que comenzarían a correr por el instituto; con Zayn me sentía bien. De hecho, nada se sentía tan bien como el poder besar a Zayn a cualquier momento, sabiendo que él me correspondería de la misma manera.

Me sentía realmente afortunada.

*

El timbre que anunciaba el receso del último período de la jornada acababa de sonar y Zayn y yo caminábamos por el pasillo del instituto, ajenos a todos, sólo preocupados de nosotros mismos, cuando Harry se detuvo justo delante de nosotros. Sus ojos verde oscuro miraron a Zayn de soslayo y todo repentinamente quedó en silencio. Los tres éramos el centro de atención y todos parecían esperar una pelea -igual que yo, sinceramente-, sin embargo Harry sólo se limitó a decir:

—Hey, tengo que hablar contigo —al ver que Zayn seguía sin decir nada, añadió—: Ahora.

Yo no dejaba de mirar a Harry, queriendo asesinarle con el poder de la mente, pero aún así pude notar los ojos de Zayn recaer sobre mí y su mano aferrarme con más fuerza.

—¿Tiene que ser ahora? —preguntó volviéndose hacia Harry.

Harry estaba a punto de responder, pero me adelanté a sus palabras.

—Sólo vé, Zayn. Tengo que ir a la biblioteca de todos modos.

Los miré a ambos, luego a los malditos espectadores y avancé por el pasillo con la frente en alto hasta doblar la esquina, donde me choqué de frente contra alguien, obligándome a salir de mis pensamientos.

Emma estaba delante de mí, viéndose igual de aturdida que yo. Nos miramos un instante, y por un segundo se me pasó por la cabeza la idea de disculparme. Sin embargo, cuando estaba a punto de abrir la boca, escuché que alguien la llamaba.

—¡Vamos, Em! —la voz de una chica habló a mis espaldas—. ¿Qué esperas?

No pude evitar darme la vuelta para ver a tres de sus compañeras de la clase de francés, esperando por ella y, claramente, disfrutando la escena. Me volví hacia Emma, quien bajó la vista y se alejó con ellas.

Lo que más me hizo arder de rabia contra el mundo entero fue que yo era la única persona que le decía Em y salía ilesa. No dejaba que nadie más la llamase de aquella manera. Cerré mis ojos con fuerza y apreté mis puños para no deshacerme ahí mismo y poder seguir mi camino.

*

Mientras me sentaba en una de las mesas de la biblioteca y hojeaba sin mirar realmente el libro de biología, seguía sintiéndome diferente. Era la primera vez en dos semanas que estaba frente a frente con Emma. Ya nada era igual que hace dos semanas: la perdí a ella, luego ocurrió lo de Harry... Y realmente esperaba a que con Zayn no ocurriese lo mismo.

Cerré el libro. No estaba concentrándome en absoluto, y las chicas de la mesa del frente no ayudaban en nada al darme esas miradas tan odiosas y murmurando visiblemente respecto a mí sin siquiera disimularlo.

De repente, mi celular vibró. Lo saqué de mi bolsillo, la pantalla anunciaba un nuevo mensaje de texto. De Harry.

"¿Crees que nos podríamos ver un día de estos y arreglar las cosas?".

Lo que me faltaba, pensé. Esto no era más que una pesadilla, un dolor en el culo. Releí el mensaje varias veces, como si de aquella forma éste desapareciera o si dijese una cosa completamente distinta. No le respondí, por supuesto. ¿Qué le diría? ¿Qué le diría a Zayn? ¿Sería capaz de siquiera mencionárselo? No quería causar más problemas, ni menos a Zayn. No merecía más de todo esto. Ni él ni yo.

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