Capítulo 21.

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Fui capaz de integrarme nuevamente a clases recién el miércoles siguiente debido a que aún me encontraba muy asustada con tan sólo pensar en volver a ver a Harry. Tuve que decirle a mamá que me sentía enferma del estómago, lo que no era del todo falso, así que tuve el permiso de quedarme en cama todos esos días. Desearía que hubieran sido un par más, puesto que aún me sentía temerosa de encontrar a Harry en cada clase.

Cuando abrí la puerta de la clase de Química, todas las miradas estaban encima de mí. Se me hacía raro volver llegar tarde; ya me había acostumbrado a que Harry pasase por mí toda la semana. Entré sin siquiera saludar al profesor y me senté a un lado de Zayn, tratando de ignorar al chico de mirada verde y sonrisa asquerosa que me observaba desde el último pupitre. Quizás debí esperar otro día más antes de salir de la cama.

—¿Todo bien? —susurró Zayn.

—Todo bien —asentí.

Perfecto, Scarlett. La primera mentira del día.

*

Resultó siendo un día bastante deprimente. No dejé de evitar a Harry clase a clase y por los pasillos. Zayn había insistido en quedarse conmigo durante los recesos, sin embargo se lo negué en cada oportunidad, pues no quería levantar ninguna sospecha, por lo que estuve sola durante toda la jornada, esperando a que las horas pasasen más rápido de lo normal.

Cuando ya iba saliendo del instituto camino a mi casa, Harry se detuvo delante de mí, deteniendo mis pasos y provocando que la más dolorosa corriente eléctrica se deslizara a través de mi cuerpo. Mi respiración se aceleró y me sentí entrar en pánico.

—Scarlett —dijo. Mi nombre saliendo de sus labios jamás había sonado más repugnante.

—Déjame en paz —ordené con voz temblorosa.

—No. Vamos a hablar de lo que pasó.

—No quiero...

—¿Nos vamos, Scar? —Zayn llegó a interrumpir mientras pasaba uno de sus brazos por mis hombros y me acercaba a él.

Harry retrocedió un paso y ahora su semblante oscuro iba dirigido a su mejor amigo. Alcé la vista hacia Zayn, quien sólo miraba a Harry con ojos de fuego.

—¿Dónde vas con ella? —preguntó Harry.

—A su casa. A estudiar —él respondió.

Sin decir nada más, Zayn me guió fuera del instituto hacia el estacionamiento, donde nos subimos a su auto y partimos lejos de ahí.

*

Al momento en que llegamos, le miré con una sonrisa tímida.

—¿Quieres entrar? —pregunté.

—Pensé que iríamos a estudiar —sonrió.

En seguida ambos nos bajamos del auto y entramos en casa. Como de costumbre, nadie estaba ahí, por lo que, de forma involuntaria, comencé a sentirme nerviosa e incómoda. Intentaba no pensar en que Zayn, al ser amigo de Harry, tuviese las mismas ocurrencias respecto a mí. Él me había librado del peligro, y eso era lo único que importaba, me repetía en mi mente.

Ambos nos sentamos en el sofá y aproveché de decir:

—Gracias por salvarme hace un rato de Harry, por cierto.

—No es nada —encogió un hombro—. Si Harry vuelve a tocarte un pelo, yo mismo me encargaré de matarlo.

Quise sonreír a lo que interpreté como una broma, sin embargo, al notar que no había rastro de risa en la mirada de Zayn, supe que hablaba en serio: lo mataría si volviese a hacerme algo. Bajé la vista y fingí buscar algo dentro de mi bolso. Sólo saqué el libro de Biología para no quedar como idiota.

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