Capítulo 19.

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Había sido una de las semanas más largas de mi vida debido al no hablar en absoluto con Emma. Ni siquiera un mensaje o una mirada. Absolutamente nada, y aún me sentía llena de emociones con respecto a todo. Apenas hablaba con Zayn, pues una parte de mí le culpaba sobre todo este problema. Si no hubiera sido porque él le metió quizás qué ideas en la cabeza, yo no tendría que ignorar a mi mejor amiga de toda la vida. Cuando le conté a Harry sobre el problema con Emma, pareció bastante molesto y me aseguró que todo lo que le había dicho había sido para mejor. Estuvo conmigo toda la semana, abrazándome, dándome palabras de ánimo y haciéndome reír sólo como él sabía. De igual forma estuvo unos días enojado con Zayn por el asunto, pero sus roces duraban mucho menos y a los dos días ya habían hecho como si nada hubiese pasado. No le pregunté cómo fue que se arreglaron, pues lo que me importaba más que nada era que no estuviesen peleados y terminaran como Emma y yo.

—Pensé que iríamos a dar un paseo —murmuré confundida cuando el auto de Harry se estacionó fuera de su casa. Me había prometido un sábado lleno de alegría, y estar en su casa encerrados no estaba en mis planes.

—Tenía ganas de estar a solas contigo. Quizás te ayude a subir tu ánimo y te olvides de tus problemas con Emma. ¿Estoy haciendo algo malo?

—No... —balbuceé—. Claro que no.

Salimos del auto y entramos en casa. De inmediato me senté en el sofá, observando los movimientos de Harry, como tecleaba en su celular, colgaba sus lentes de sol en el borde superior de su camiseta  y caminaba a la cocina mientras me preguntaba:

—¿Tomas vino, Scar?

—Sí, algo.

—Entonces un cabernet sauvignon para acompañar esta tarde —me guiñó un ojo.

Le sonreí, sintiéndome de repente toda una niña tímida con tan solo sentir esa mirada coqueta de Harry sobre mí.

Por lo general tomaba vino con mis padres en cenas importantes o a veces en el almuerzo en casa, sin embargo ahora no quería beber en exceso, pues sabía qué pasaba exactamente conmigo luego de cuatro copas.

Harry llegó unos minutos después con dos copas de vino. Se sentó a mi lado y, sonriendo, hicimos un brindis.

—Por tú y yo —dijo.

—Por tú y yo —repetí.

Y era hasta ahora que me daba cuenta de que Harry nunca me había dicho que me quería.

—¿Cómo te sientes ahora? —preguntó.

—Estoy... —bebí otro sorbo—... bien. Muy bien.

Me apoyé en el hombro de Harry y nos quedamos en silencio mientras acariciaba mi cabello con una de sus manos. Con sólo sentir su tacto los ojos se me cerraban; o era eso o el vino ya se me había subido a la cabeza. Fuera como fuese, me estaba comenzando a relajar demasiado.

—Ya eres demasiado grande como para preocuparte por esa chica. Que se compre una vida o algo.

—Ajá... —murmuré cerrando los ojos.

—¿Ya te estás durmiendo? —rió—. Apenas tomaste tres sorbos.

—Lo sé —susurré—. Ya me siento mareada.

—¿Quieres ir arriba?

Simplemente asentí. Aún tenía los ojos cerrados, así que sólo sentí que Harry me quitó la copa y me cargó en sus brazos hasta el segundo piso. Pensé que se recostaría conmigo aunque sea un par de minutos, sin embargo no hizo más que ponerse a horcajadas de mí y besar mi cuello.

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