Capítulo 16.

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Por suerte, mis padres no sospecharon ni se enteraron respecto a mi inasistencia al instituto; ellos estaban embobados con sus trabajos y, según lo que ellos solían decirme, yo ya era muy grande y madura como para saber qué era lo correcto e incorrecto. A veces creía que me daban más libertad de la que me merecía. Pero, obviamente, no les reprocharía al respecto.

A la mañana siguiente, Harry no pasó por mí a la casa; supuse que le había molestado mi respuesta luego de salir violentamente de su casa. No le tomé mucha importancia, porque de todos modos me había retrasado más de lo que debía y llegué a clases cuando escuché que la campana anunciaba el primer descanso. Mis pasos se arrastraban por los llenos pasillos del instituto y mis cansados ojos apenas veían lo que tenía enfrente. Estaba completamente segura a que se debía a mi falta de sueño por estar pensando en qué diablos era lo que Zayn y Harry se referían y yo no me podía enterar.

—¡Scarlett! —un grito hizo eco en toda mi cabeza y unos brazos me detuvieron bruscamente.

La sonrisa de Emma iba de oreja a oreja, y sabía que se debía a que quería todos los detalles sobre lo que pasó ayer con Harry. No entendía cómo podía estar sonriéndome así aun cuando el día anterior había rechazado treinta de sus llamadas.

—Hola, Em —apenas sonreí.

—¿Qué ocurre? ¿Por qué esa cara de perro hambriento? —su semblante en seguida mostró preocupación.

—Estoy cansada, no es nada —me encogí de hombros.

—¿Fue por lo de ayer, cierto? —volvió a su expresión pícara—. ¿Cómo te fue? ¿Estuvo bueno? ¿Qué tal es Harry ahí?

Puse los ojos en blanco y exhalé un bufido al mismo tiempo. De inmediato entendió, pues alejó sus manos de mis brazos y apoyó sus nudillos en su cintura, esperando por alguna explicación.

—Me fui casi apenas llegué —dije—. Harry quería..., ya sabes..., que lo hiciéramos, pero me sentía algo mareada y enferma. Luego llegó Zayn y ambos empezaron a discutir sobre algo que supuestamente Harry tenía que decirme, pero...

—No sigas, viene Harry —susurró un segundo antes de que la advertencia se volviera un hecho.

Unos brazos me rodearon desde atrás y de inmediato sentí la fragancia de Harry. Luego de saludar a Emma, quien rápidamente dio media vuelta y desapareció, susurró en mi oído:

—Lamento lo de ayer, y el no pasar hoy por ti. Tuve un percance con el auto esta mañana y Zayn tuvo que ir por mí a casa.

Esta vez me di vuelta para mirarle de frente. Casi me obligué a entrelazar mis manos en su nuca para pretender como si no me incomodara en lo más mínimo.

—¿Entonces está todo bien con Zayn? —pregunté.

—Todo bien —asintió.

Le miré un momento, casi esperando a que dijese cualquier otra cosa para que yo no tuviese que preguntar lo que en serio estaba a punto de deslizarse fuera de mi lengua.

—¿Qué era lo que ayer Zayn dijo...

—¡Hola, chicos! —justamente su voz fue quien interrumpió la pregunta.

Solté a Harry rápidamente para mirar a Zayn y saludarle. Éste besó mi mejilla antes de sonreír con algo que reconocí como incomodidad.

—¡Qué bueno que estás aquí, Malik! —suspiró Harry—. Iré al baño. ¿Te quedarías con mi chica un segundo? —luego me besó en los labios y dijo—. No tardo.

Ambos vimos a Harry esquivar a las personas con gracia a lo largo del pasillo antes de nuevamente mirarnos y sonreír con pesar. Nos quedamos en silencio por unos momentos. Yo no sabía qué decirle, quizás debía hacerle la misma pregunta que estuve a punto de hacerle a Harry: ¿qué era eso que ninguno de los dos quería decirme? Lo iba a preguntar, sin embargo Zayn se me adelantó con otra pregunta.

—¿Qué ocurre contigo y Harry?

—Um, estamos saliendo, ya sabes.

—No, me refiero a... ¿ustedes ya han...?

Comenzó a menear las manos para darse a entender mejor.

—¿Tenido relaciones? —terminé por él, quien asintió incómodo—. No, ¿por qué preguntas?

—¿Te ha pedido o insinuado algo antes?

—¿Por qué debería responderte a esto? —fruncí el ceño. Me parecía como si Zayn quisiera llegar a un punto en específico.

—Scarlett.

Estaba completamente serio, sin rastros de ninguna expresión. Por un momento quedé helada al oír mi nombre completo salir de sus labios por primera vez con un tono tan brusco.

Me limité a resoplar y, sin mirarlo, asentí a su pregunta. Él también resopló, para luego acercarse un par de pasos.

—¿Te sientes cómoda a su lado?

—¿Qué? ¿A qué te refieres?

—No lo sé, la verdad. Simplemente es que siempre pareces insegura a su lado. ¿Estás segura de que te gusta?

Ya ni siquiera lo sabía.

—¡Claro que sí! —respondí sin embargo—. No seas tonto...

—Sólo estoy siendo realista —se encongió de hombros—. No te ves muy entusiasmada.

—Pues lo estoy —me crucé de brazos y me erguí en mi posición para aparentar más confianza en mí misma—. Es sólo que... Olvídalo.

—¿Qué cosa? —buscó mi mirada, que nuevamente había caído al suelo—. Vamos, dilo.

—No, no te diré. ¿Y sabes qué? Este interrogatorio llegó hasta aquí.

Justo en ese instante, Harry apareció. Nunca sabré si llegó para mi alivio o agravamiento; la cosa es que ahí estaba sosteniéndome de la cintura y apoyando su mentón en mi hombro.

—¿De qué tanto hablan? —preguntó.

—Nada, la verdad —respondió Zayn—. Tengo que ir a la biblioteca a buscar algo. Luego nos vemos.

Ninguno dijo nada. Todo seguía con la misma incomodidad y tensión que hace un rato. Mordí mi labio inferior para evitar preguntarle otra vez lo que dejé a medias. Ahora tenía incluso más preguntas y dudas en la cabeza, y en cada una de ellas, los nombres Harry y Zayn eran parte primordial.

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