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Capítulo 17.

Otro día más en West London High y todo iba bastante normal desde que Harry y yo salimos aquella mañana de miércoles del estacionamiento del instituto en dirección a las clases. Nuestras manos entrelazadas, las miradas puestas en nosotros..., todo era bastante parecido a los días anteriores. Sin embargo, cuando nos adentramos al pasillo, pude ver cómo a la distancia Zayn y Emma entablaban conversación. No sé si Harry lo notó, pero avanzamos más rápido a través de la gente, con lo que pude notar la expresión que mi amiga tenía en su rostro a medida que nos acercábamos. Estaba pálida, como asustada de algo, quizás de Zayn, aunque no dejaba de asentir a cada cosa que él decía. Una vez que nos situamos frente a ellos, Emma bajó la vista, visiblemente preocupada de algo.

—¿Qué pasa, Em? —pregunté rápidamente.

—Hola, Scar. Hola, Harry —ella saludó con una sonrisa que no solía ser la de todos los días.

—¿Estás bien? —preguntó Harry—. Te ves pálida.

—No, no —rápidamente apretó sus mejillas para darles rubor—. Estoy perfecta. Será mejor que me vaya a clases. Nos vemos, Scar.

Dio media vuelta, pero ni siquiera aquella acción fue la misma de siempre. Esta vez su cabello no voló con agilidad ni sus tacones giraron. Fue una vuelta tímida, insegura y algo incómoda. Tenía que hablar con ella. Estaba a punto de ir tras Emma cuando Harry preguntó:

—¿Qué tanto hablaban?

—Nada —respondió Zayn.

—No la amenazaste o algo así, ¿verdad? —Harry bromeó.

—¿Por qué no mejor vamos a clases? —bufó Zayn acomodando la correa de su mochila en su hombro y pasando por un lado de nosotros, lejos de nuestra visión.

Miré a Harry para ver si sería capaz de explicarme a algo, pero obviamente se encontraba igual de consternado que yo. En primer lugar, ya era raro que Emma y Zayn estuvieran hablando sin que Harry o yo estuviésemos ahí; en segundo, no era muy normal verlos a ambos con un humor tan deprimente y sospechoso.

Aunque, después de todo, entramos a clases como si nada; yo hablaría con Emma más tarde.

*

A la salida, no encontré a Emma por el pasillo, ni en su clase o en el baño. Literalmente corrí por el instituto para hallarla, pero no lo hice hasta que salí de éste, cuando la vi caminando hacia la salida principal. Llegué hasta ella y la detuve.

—¿Está todo bien, Em?

—Por supuesto que sí —esta vez se veía más enérgica que en la mañana—. ¿Qué te hace pensar lo contrario?

—Pareces nerviosa. Puedes decirme lo que sea, y lo sabes, ¿cierto?

—Claro que sí —asintió—. Pero estoy bien. Podrías irte caminando conmigo como en los viejos tiempos.

—¿Los viejos tiempos? —reí—. Emma, apenas la semana pasada caminé contigo.

Emma se encogió de hombros y rió. Ahí estaba mi mejor amiga, siempre sonriendo y mostrando su confianza y seguridad en cada uno de sus cabellos bien peinados y cuidados.

—Bien, iré contigo —golpeé suavemente su hombro—. Le iré a decir a...

Iba a dar media vuelta cuando Harry apareció como de la nada con su sonrisa tan suya y sus lentes de sol cubriendo sus ojos. Levantó la llaves de su auto frente a mí y dijo:

—¿Lista para ir, nena?

—Me iré caminando con Emma hoy.

—¿Por qué? —frunció el ceño—. Vamos, puedo llevarlas a ambas.

Miré a Emma, esperando una respuesta, sin embargo ella estaba cabizbaja nuevamente.

—¿Qué te parece? —le pregunté.

—No, no... —murmuró—. Me iré andando. Tú vé con él.

—Pero, Emma... —me apresuré a decir, pero fui interrumpida.

—Está bien. Tu vé con Harry. Te cuidas, ¿sí?

—Pero... —volví a intentarlo.

—Podemos salir este sábado, ¿está bien? —me tomó suavemente por los hombros y me dio una sonrisa delicada, no muy normal viniendo de ella—. Te quiero.

—¿Te quiero? —pregunté confundida; Emma estaba actuando muy extraño—. Luego hablamos. Adiós.

Y seguí a Harry rumbo a su auto. Jamás había visto a Emma tan extraña, ni menos por tantas horas. Ya estaba comenzando a preocuparme en serio. Sabía que todo tenía que ver con Zayn, sin embargo a estas alturas hasta tenía miedo de preguntar algo.