Capítulo 23.

3.4K 112 9
                                    

Ya era viernes por la noche, lo que me mantenía frente al espejo de mi habitación arreglando mi cabello en una coleta alta con dos mechones sueltos a los lados de mi rostro. Los días estaban bastante agradables y cálidos, por lo que me puse un vestido, zapatos bajos y una chaqueta de mezclilla. Me contemplé un par de minutos, esperando sentirme cómoda con mi aspecto aunque sea por una noche.

No entendía -o, bueno, quizás sí- por qué el salir a dar un paseo con Zayn me ponía tan nerviosa y con los vellos de punta; no era como si fuéramos en una cita o algo así. Veía a Zayn todos los días, no obstante esta vez se sentía completamente diferente.

La puerta de mi habitación se abrió lentamente y papá apareció por detrás de ésta. Me miró de pies a cabeza y frunció el ceño, pero no hizo ningún comentario al respecto.

—Scar, tesoro, ¿nos quieres ayudar a preparar el sushi?

—Lo siento, papá —mordí mi labio inferior—, pero no cenaré esta noche.

—¿Vas a algún lado? —esta vez sí hizo un ademán a mi atuendo.

—Um... —fue lo úncio que alcancé a decir antes de que el timbre sonara y el silencio en la habitación se volviera incómodo.

—¿Scarlett? —papá se cruzó de brazos, adaptando esa posición de mando, con sus oscuros ojos observándome de soslayo, como si pudiera leer mi mente.

—Lamento no decirles —gemí—, pero es...

—¡Scar, te buscan! —escuchamos desde el primer piso la voz de mamá.

Mi corazón se aceleró como caballos de carrera al galope, los vellos de mis brazos se erizaron nuevamente y mi piel se volvió fría; por un momento me sentí incapaz de moverme, aún más con la mirada de papá encima de mí.

No sé de dónde me di el valor para besar su mejilla rápidamente y pasar corriendo a su lado hasta llegar al primer piso, en donde divisé a mamá conversando con Zayn en la entrada.

—No me dijiste que vendría Zayn, cariño —dijo mamá sin dejar de sonreír, y luego lo miró a él—. Estamos preparando sushi. ¿Te gusta la comida japonesa?

No dejé que Zayn respondiera antes de besar la mejilla de mamá y cruzar la puerta hasta situarme un lado de Zayn.

—La verdad, mamá —dije—, Zayn no viene: iremos a dar un paseo, ¿sí?

—Oh, está bien —mamá se despidió de ambos con un beso en la mejilla—. Cuídense, no lleguen muy tarde.

—Bien, mamá. Te amo.

La puerta se cerró cuando ambos ya íbamos en la acera.

La noche me hacía pensar que aún era verano, aun cuando hubieran pasado unos meses de eso. El único ruido que se escuchaba era el del cálido viento soplando las hojas de los árboles.

—Y bien —dije al fin—, ¿dónde iremos?

No pude evitar fijarme en el hecho de que Zayn no había venido en su auto, pero de alguna forma estaba muy agradecida de aquello.

—No lo sé, la verdad —encogió un hombro—. No lo había pensado.

Ambos nos carcajeamos un instante antes de sumirnos en el silencio. Avanzamos un par de metros sin decir ninguna palabra. Era increíble cómo podíamos estar en clases conversando sin que nadie nos detuviera, pero de repente, cuando estábamos lejos del colegio, todo se hacía tan inmenso delante de nosotros, sin ningún tema aparente que abordar.

—Dios, esto es incómodo... —Zayn suspiró.

A pesar de pensar exactamente lo mismo, pregunté:

Undercover |malik/styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora