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Capítulo 27.

Cerca de las 5 de la tarde del siguiente sábado escuché el timbre de mi casa, lo que me causó más de mil mariposas en el mismo instante, pues sabía que se trataba de Zayn. Estaba dispuesta a salir corriendo fuera de mi habitación en el momento en que fui obligada a detenerme al ver a mamá justo en el umbral de mi puerta.

—¿Dónde vas? —preguntó con tono y semblante serio.

—A casa de Zayn —respondí como si fuese un hecho obvio.

—Últimamente has salido mucho con hombres, Scar —luego de una corta pausa, en donde no supe qué responder a aquello, suspiró y se cruzó de brazos—. Ya no sabemos nada de ti.

Tal como si fuera una línea y una escena bien preparada, papá apareció a un lado de mamá y la abrazó por los hombros. Su rostro estaba igual de neutro que el de ella, y yo seguía sin entender nada, por lo que opté a bufar y cruzarme de brazos.

—¿Es esto un interrogatorio? Zayn me espera abajo por si no lo notaron.

El timbre volvió a sonar, así que intenté caminar por medio de ambos, sin embargo ninguno se dignó a hacerse a un lado. Apreté mis labios y alcé los brazos, esperando una explicación de a qué se debía todo esto.

—¿Por qué ya no viene Emma a casa? —preguntó mamá.

—Estamos peleadas, ¿sí? Ahora, si me permiten... —hice otro intento de avanzar, pero seguían en sus posiciones, aprisionándome en mi propia habitación. Ya estaba comenzando a desesperarme, así que respiré profundo y puse mis manos en mis caderas—. Bien, ¿qué diablos quieren saber?

—¿Qué es lo que haces con esos muchachos? —esta vez habló papá.

—¿Perdón? —fue tal el asombro por la pregunta que me fue imposible reprimir la risa de incredulidad.

—Vas mucho a sus casas —dijo mamá—, apenas te veo y, al parecer, nunca hacen nada interesante.

—¿Qué es lo que...

No pude terminar mi pregunta, pues mi celular comenzó a sonar. Zayn me estaba llamando. Di un largo respiro antes de contestar.

—Scar, ¿estás en casa?

—Sí, bajo en un momento —y corté la llamada. Miré fijamente a mamá, pues sabía que ella era la mente criminal de todo este interrogatorio, con una furia tremenda—. Zayn me espera. ¿Podemos hablar en la noche?

Mamá no hizo más que bajar la vista y apretar el tabique de su nariz, como si estuviese decepcionada de mí. Se hizo a un lado unos segundos después.

Verla de aquella forma, dudando por completo de su hija me llegó hasta el alma.Yo, obviamente, no era una hija excelente, pero en ocasiones sabía darme cuenta cuándo estaba equivocada, y quizás no le estaba dando muchas respuestas como para que confiase en mí; me acerqué a ella y la miré con toda la sinceridad posible.

—No me drogo —dije—... y sigo siendo virgen, si es eso lo que te preocupa.

Besé su frente y la mejilla de papá antes de bajar rápidamente hasta llegar a la salida de mi casa. 

Al abrir la puerta, lo primero que me golpeó fue una ráfaga de frío viento y agradecí el ponerme un sweater antes de salir. Luego vi a Zayn, con una inmensa sonrisa en su rostro. Quise besarle aquí mismo, sin embargo, luego de la reciente charla con mis papás, no quise hacer nada más complicado, por lo que decidí darle un abrazo apretado y susurrar en su oído:

—Muero por besarte, pero sería lindo si justo ahora no lo hicieras.

—¿Tus padres? —rió.