10

146 25 2
                                    

Sentada en una roca, a pocos metros de un acantilado, estaba Abril, viendo como el sol comenzaba a salir, cerró los ojos un momento. Tenía ya bastante tiempo sentada en ese lugar, muy lejos de su objetivo principal, claro.

Se levantó con pesadez y volvió a entrar al bosque, caminó desganada, enserio no quería encontrar la Rosa, solo quería su cama y su almohada especial.

— ¿Abril?— la mencionada alzó su vista del suelo y suspiró, nisiquiera en otro mundo podría estar libre de él.

— Ansel— ¿Qué hacía el aquí?

— ¿Qué haces aquí Abril? Tú no deberías siquiera saber que este mundo existe— Ansel siempre tenía esta expresión, las cejas fruncida y la mirada de odio.

— Te lo diría pero algo me dice que ya lo sabes— se acomodó los lentes y suspiró.

— Este mundo es peligroso Abril, deberías de volver a tu casa— ella rodó los ojos.

— Ahórrate la preocupación que eso no va contigo, déjame hacer lo que tengo que hacer y después volveré a casa— Abril entrecerró los ojos— ¿Tú quieres que regrese solo para hacer tú tarea?— preguntó.

— ¿Qué? ¡No!— este se acercó que la agarró de los hombros— Este lugar es muy peligroso, no sé porque estás aquí, quiero que te vayas para que nada te pase— parpadeó algo confundida y después se rió. — Es enserio Abril, no quiero que nada te pase.

— Si claro, y yo no necesito lentes— se soltó y siguió caminando.

— ¡Por el amor a la Luna! ¡Abril! Están buscando a las supuestas salvadores ¿Por eso estás aquí no?— no le prestó atención y siguió su camino.

— ¡Abril!

— ¡¿Que mierda quieres Ansel?!— gritó harta.

— ¡Qué regreses a tu mundo!— le devolvió el grito.

— ¿Para qué?

— ¡Ya te dije que es peligroso estar aquí!— Ansel se le volvió a acercar.

— ¡A ti ni debería interesarte si estoy en peligro!— le encaró.

— ¡Me importas Abril!— Abril alzó una ceja y se rió.

— A ti solo te importa que te haga la tarea— se volteó.

— ¡Qué me importas tú! ¡Maldita sea!— Ansel la volteó bruscamente.

— A otro perro con ese hueso Ansel— le dijo enojada.

— Abril— Ansel tomó aire— Estoy enamorado te di desde la primera vez que te pude olfatear, yo pensé que podría hacer que te gustara pero al principio me dio miedo y estaba confundido pero después gane popularidad...

— Y te volviste el matón del instituto— le interrumpió Abril.

— Si y ya no supe que hacer, la única manera de acercarme a ti fue que me hicieras la tarea, hice las cosas mal Abril.

— ¿Tú crees que voy a creerme eso? Por Dios ¿Me olfateaste? ¿Qué es eso?— trató de poner distancia entre ellos pero Ansel se lo impidió.

— Abril, a estas alturas debes de saber que existen criaturas sobrenaturales, y que eso de olfatear significa que soy un hombre lobo.

— Lo se Ansel— dijo suavizando sus expresiones.

— Estoy enamorado de ti Abril— juntó sus frentes y suspiró — Te lo demostraré dándote lo que estás buscando.

Abril frunció el ceño, Ansel metió su mano al bolsillo de sus jeans y sacó un juego de llaves.

— Yo no necesito un juego de llaves Ansel— le dijo algo confundida.

— Míralo con atención Abril.

Abril agarró el juego de llaves y lo examinó, miró llave por llave y se detuvo en el llavero, era un pequeño frasco que parecía tener encapsulada una rosa.

— Ansel esta es....

— Si Abril, es la rosa que estabas buscando— la interrumpió.

Abril abrió la boca para decir algo pero nada salió de ella ¿No sé suponía que la rosa era más grande? ¿Acaso los objetos no son como enverdad se ve en los cuántos? ¿Había que buscarlos en otra forma?

— Gracias Ansel— susurro y se dió media vuelta activando el escudo esperando a que el sistema identificara que ya tenía su objeto y la devolviera al castillo.

— ¿Qué estás haciendo Abril?— preguntó Ansel con preocupación.

— Tengo que devolver esto Ansel— le respondió.

— No puedes irte así— Abril negó con la cabeza mientras una bruma negra comenzaba a rodearla.

— Cuando esto termine búscame en el instituto, quizás te dé una oportunidad de conquistarme Ansel— sonrió dejando que todo se volviera negro.

PrincesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora