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— ¿Ves que no era tan difícil decírmelo? — dijo sonriéndole a Ariel.

— ¡Cura a Bella! — gritó llorando Ariel en su contenedor.

— No creas que es así de sencillo Ariel ¿Verdad Bella? — Siguió sonriendo, se volteó donde Bella seguía tirada, se acercó y la pateo.

— ¡Basta! — Ariel golpeó el vidrio. — ¡Ya te dije dónde está el tenedor, déjala!— suplicó.

— ¡Mientes! — le grito Linda acercándose al contenedor.

— Es la verdad— dijo Ariel sollozando.

— Scott— lo llamó Linda.

— ¿Si mamá?

— Puedes seguir alimentándote.

— ¡No! ¡Bella!

— Dile adiós a tu amada, Ariel— dijo Linda mientras se dirigía a la salida de la habitación.

— ¡Está en el prendedor de Bella! — gritó Ariel.

— Detente Scott— Linda se acercó hasta donde estaba su hijo y lo pateó cuando este no hizo caso. — Te dije que te detuvieras.

— Lo siento— susurro este triste.

— Así que en el prendedor de Bella— murmuró para sí misma mientras se agachaba. — Debí de habérmelo imaginado, estos idiotas alteraron todas las formas de los objetos— cuando lo vio enganchado en la blusa de Bella, en forma de rosa, se lo arrancó. — Gracias, Ariel— sonrió sínicamente mientras se levantada, dio un movimiento con su mano y el prendedor se transformó en el tenedor que tanto le había costado conseguir.

— Mamá...

— Si Scott, puedes seguir alimentándote.

— ¡¿Qué?! ¡No! ¡Ya tienes el tenedor! — Ariel comenzó a golpear el vidrio.

— Nunca dije que ella iba a vivir— se carcajeo y comenzó a caminar de vuelta a la salida.

— ¡Ya llegamos maldita perra!

PrincesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora