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— ¡Ustedes! ¡Al fin las encontramos! — una voz conocida grito. — ¡Devuélvanme a Isabela o juro que...!

— Juras que, Marcel— dijo Isabela posicionándose al frente de las demás, tenía la maldita excalibur y no tenía miedo de usarla.

— ¡Isabela! ¿Cómo es que estas...?

— ¡Cállate! — le grito Maléfica. — ¡Tiene la excalibur!

— ¡Oh mi Reina! — grito en burla Scott haciendo una reverencia a Isabela.

— ¡Cállate Scott! Esto es serio— La Reina Malvada le dio un zape.

— ¡¿Quieren callarse todos de una puta vez?! — grito Happer enojada por tanto grito y al darse cuenta de lo que había hecho se tapó la boca con las manos.

— Gracias Happer— Isabela agradeció y avanzo tres pasos hacia el otro grupo. — ¿Qué quieren? — pregunto mordazmente.

— Ustedes desaparecieron de la nada y las seguimos para ayudarlas— dijo Rohan al ver que Marcel no decía nada.

— Clarooo y se demoraron ¿Por qué? — dijo Abril.

— Nosotras aparecimos aquí de un solo, ustedes tienen aspecto de haber caminado por horas— dijo Katherine desconfiando.

— ¿Cómo que aparecieron aquí? En este lugar la magia esta restringida— Dijo Maléfica.

— Eso no lo sabemos— Isabela levanto la espada, vayan a saber ustedes quien le dio es valentía pero allí estaba. — ¿Cuáles son sus verdaderos motivos?

— Nuestro objetivo es ayudarlas— dijo Ansel y Scott rodo los ojos.

— El objetivo son las verdaderas princesas en peligro, no ustedes— dijo Scott y Marcel estuvo a nada de tirársele encima.

— ¿Saben? Estoy cansada de esas estúpidas princesas malagradecidas— Isabela avanzo dos pasos más. — Ellas están en otro lugar, lárguense.

— Isabela...

— Nada de Isabela, Marcel.

— Creo que nos estamos desviando ¿Por qué tienes la excalibur? — dijo Maléfica.

— Estaba en esa piedra— dijo Betty señalando en donde habían estado.

— Si, pero ¿Cómo la saco? Solo el rey Arturo podía hacerlo— dijo la Reina Malvada.

— Excalibur me reto a hacer y ya ven el resultado.

— Eso es imposible, el rey no tenía descendientes— dijo Rohan frunciendo el ceño.

— ¿Qué tan seguro estas de eso? — pregunto Scott, quien ya estaba a los lados de la piedra.

— ¿Cómo llegaste hasta allí? No vi que te movieras— dijo Cristina asombrada.

— No te interesa— contesto Scott y recogió las alas.

— ¿Esas son las alas de Linda? — preguntó Marcel.

— Sí.

— ¿Por qué las quitas? Son sacrificio, déjalas allí— dijo Ansel.

— Sin espada la piedra no tiene poder, las alas son inservibles si las dijo aquí.

— ¿Por qué quieres las alas de esa loca? — pregunto Happer y esta se volvió a tapar la boca con sus manos.

— Niña estúpida— gruño Scott con enfado.

— No te le acerques— dijo Isabela y Happer corrió para ponerse detrás de la espalda de esta. — Excalibur ahora es mía, me importa un pepino si ustedes lo quieren o no.

— Tienes que devolverla— dijo Marcel avanzando lentamente.

— No vamos a permitir que te quedes con Camelot— dijo la Reina Malvada.

— ¡Me canse! — por instinto, Katherine les lanzo una bola de fuego verde al otro grupo.

— Ok, se supone que no puedes hacer eso— dijo Abril impactada.

— Yo estaba esperando que lo hiciera— confeso Isabela.

— ¿Ya nos podemos ir? — pregunto esperanzada Valery.

— Tú no iras a ningún lado— Rohan le gruño y Valery tembló.

— Tú no eres quien para decirle que hacer— le dijo Betty.

— ¡Todos se quedan quietos! — gritó Isabela. —Si ustedes no se van, lo haremos nosotras— como si las demás le adivinaran el pensamiento, comenzaron a acercarse.

— Nosotras no tenemos magia aquí y al parecer ustedes sí, tenemos que irnos juntos— dijo Marcel.

— Que pena— dijo Cristina mirándola.

— Mira niña...

— ¡Adiós! — grito Cristina y desaparecieron.

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