Capitulo 22

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Tal vez algún día el entienda que lo amo, tal vez algún día el sienta que mi amor es verdadero y de esta manera algún día él llegue a amarme tanto como yo lo amo a él. Para cuando llegue ese momento yo estaré a su lado demostrándole que nunca jamás alguien lo amo más que yo. A veces solo es cuestión de perseverar y al final tal vez esto llegue a tener un final feliz, un final donde estemos juntos los dos...

Eleve mis manos hacia arriba dejando que él me quitara mi vestido, estaba sentada sobre el a horcajadas, nuestras miradas jamás de alejaron, parecía que ya existía algún tipo de conexión entre nosotros. Él puso sus manos en mi cintura acercando mis cuerpo más al suyo, mis manos se encargaron de quietarle su prendas una a una, no quería que él se esforzara, su cuerpo esta adolorido, por más que el dijera que no, yo sabía que no estaba del todo bien. Sus besos aun sabían igual que antes, eso no había cambiado y me sentía agradecida por ello, no quería que las cosas cambiaran para mal después de nuestras confesiones, había solo un cambio que yo deseaba con todas mis fuerza... que él me viera con otros ojos, que el quisiera apostar a mí, quería tanto sentirme segura y que él me perteneciera así como yo le pertenecía a él.

A pesar de que sus labios estaban lastimados el me besaba con fuerza y desesperación, mordía mis labios introduciendo su lengua hasta sentir la mía. Deje que mis manos jugaran recorriendo su pecho bien formado, yendo hacia su espalda recorriendo cada espacio de su cuerpo. Mordí sus labios apenas tratando de contenerme y no hacerle daño, cuando su mano viajo hasta mi intimidad rozando sobre mis bragas, sus dedos se encargaron de meterse debajo de mi prenda íntima para introducir sus dedos, primero fue uno y luego dos, los introducía una y otra vez, parecía que mis jadeos lo incitaban a hacerlo nuevamente, aparte mis labios de los suyos buscando aire, mis gemidos salían de mi boca implorando por que no dejara de hacer esto que me encantaba. Abrí mis ojos encontrándome con su mirada puesta en mí, si había algo que a él le gustaba, era ver mi expresión de placer. Acaricie su rostro, el cual estaba lastimado, no podía evitar sentir culpa, volví a besar sus labios y di un pequeño empujoncito haciendo que el cayera acostado en la cama, no se quejó solo se quedó mirándome esperando que continuáramos. Lleve mis manos al broche de mi sostén. Lo desprendí, quede desnuda de mi cintura para arriba, acto seguido me puse de pie sobre la cama y baje mis bragas. El vio cada movimiento que yo hice, podría jurar que le gustaba lo que miraba. Mordió sus labios con satisfacción, iba a demostrarle cuando era que lo amaba, no me importaba si tenía que ser de esta manera. Él se encargó de quitar por completo mis bragas cuando llegaron a mis tobillos, sin perder más tiempo me senté en su abdomen, tome sus manos y las guie hasta mis senos, ansiaba sentir sus manos sobre mi cuerpo, sobre cada espacio, porque yo le pertenecía.

Yesung bajo una de sus manos, sabía lo que pretendía. Tomo su pene entre sus manos, me levante un poco sosteniéndome en mis rodillas, cerré mis ojos sintiendo como el acariciaba mi intimidad con la punta de su miembro, mordí mis labios y me deje caer sobre el...

— Mmmm...—mis gemidos se combinaron con los de él, su pene había entrado del todo en mí.

Sus manos con rapidez fueron hasta mis caderas, empecé a moverme lentamente hacia adelante y hacia atrás, el me ayudaba a impulsarme, podía sentirme llena y completa de él, mis senos se movían al mismo tiempo que yo lo hacía en un compás que parecía volver loco a Yesung, quería darle la mejor noche de su vida, yo tenía que ser lo mejor que le había pasado, quería que me eligiera, era mi nuevo propósito en esta vida. Di unos pequeños saltos sobre él, su pene entraba y salía de mí, una de las sensaciones más maravillosas que pude haber experimentado. No conforme con eso Yesung me giro haciendo que quedara sobre la cama, se limitó a abrir más mis piernas para tener más entrada en mí.

— Mmm... ahhh...—gemí fuerte llevando las manos hacia los costados arrugando la tela de las sabanas—mas... mas...—pedí entre suplicas mordiendo mis labios—

HASTA QUE EL APARECIÓ   (con Yesung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora