Capítulo 50

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Me sentía confundida, aturdida y cansada, no recordaba que había pasado y porque estaba recostada en una cama que claramente no era la mía. Mire hacia el techo blanco y luego hacia las paredes grises, parecía un lugar desconocido pero a la misma vez sentía que ya había estado aquí.

— Donde estoy...—me dije a mi misma llevando una mano a mi frente, la cual frote buscando recordar lo último que paso. Entonces lo recordé—Leeteuk...—dije en un susurro sentándome en la cama, abrace mis rodillas cuando recordé mi conversación con Luana y después la llamada de Leeteuk, entonces todo era cierto Leeteuk y Dianne... cerré mis ojos con fuerza tratando de ahuyentar todos esos recuerdos—

Volví a abrir mis ojos, esta vez mirando sobre la pared, donde quedaba la puerta. Entonces volví a hacerme la misma pregunta ¿Dónde estaba? Volví a recorrer la habitación con mi mirada, entonces todo cayo a mi cabeza como un balde de agua fría. Esta habitación, claro que ya había estado en este lugar, le faltaban los muebles ya que solo estaba la cama pero era exactamente el mismo lugar.

— No puede ser...—empuje la manta que me cubría y en mi cabeza recapitule como había llegado a este lugar. Yo misma había venido aquí con Yesung, podía acordarme de todo, excepto como fue que me quede dormida—

No tuve tiempo de levantarme de la cama cuando la puerta se abrió. No quise voltear a mirarlo, la verdad era que me sentía patética al haber aceptado venir hasta aquí—

— Oh... ¿hace mucho que despertaste?—sacudí mi cabeza en forma de respuesta—... ¿Cómo te sientes?—cerré mis ojos inhalando y exhalando—te vio un doctor y te sedo para que pudieras descansar—lo mire asombrada, no podía recordar nada de eso—

— ¿Llamaste a un doctor?

— Tú te habías desmayado—explico—fue por eso que lo llame, dijo que estabas un poco estresada y cansada ¿te sientes mejor?—asentí—

— Gracias—agache mi rostro, no podía verme pero apuesto a que me veía en un estado lamentable y no es algo que me gustaba— ¿Qué paso con tus muebles?—el hizo una mueca y sonrió apenas—

— Digamos que estoy comenzando a trasladar las cosas nuevamente aquí. Solo alcance a traer unas cuantas cosas—fruncí mi seño confundida, había creído que el ya no vivía aquí desde hace mucho tiempo. De repente un día el desapareció de esta casa como así también de mi vida—

— Creo... que debería volver a casa...—dije en un murmullo—

— Puedes quedarte aquí si quieres.

— ¿Debería?

— Si quieres que nadie te moleste, entonces sí. Si quieres que te deje sola lo hare; pero entiendo que ahora solo quieres estar lejos, sin nadie que este preguntándote todo el tiempo como te sientes o este encima de ti queriendo hacerte sentir mejor, porque claramente eso no es lo que quieres, lo único que necesitas ahora es estar en calma contigo misma, solo necesitas de ti.

— ¿Cómo es que sabes tanto?—Yesung agacho su cabeza y sobre sus labios una media sonrisa se formó, pero tan solo duro unos segundos—

— Supongo que es un don...—bufe por aquel intento de broma de parte suya, el timbre de casa sonó y él se puso de pie—pedí comida, ya debe haber llegado—

— ¿Puedo darme una ducha?—pregunte cuando él ya estaba cerca de la puerta—

— Por supuesto—respondió el y se dirigió hasta donde estaba la entrada—

Después de un largo baño salí a la habitación y allí había un pequeño recipiente con comida, estaba sobre la mesa de luz junto a una botella de jugo de naranja, no había que adivinar mucho para saber quién lo había dejado allí. Termine de secar mi cabello y deje la toalla colgada en la puerta del baño, me senté en la cama y sostuve el tenedor para comenzar a comer la carne asada con arroz. Comí solo un poco y entonces vi el cargador del móvil de Yesung, busque mi celular y lo enchufe rápidamente para después encenderlo. Tenía innumerables llamadas y mensajes de Luana, Krystal e incluso Henry, pero no había señales de Leeteuk. No sé si aquel hecho de dolía o aumentaba la ira que dentro de mi sentía; o quizás destrozaba mi ego por haber creído que tendría muchas llamadas de él, quería sentirme importante para él y odiaba la idea de creer que quizás no lo era.

HASTA QUE EL APARECIÓ   (con Yesung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora