Capitulo 31

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¿Ahora que iba a decirle? ¿Rogarle? ¿Implorarle? A estas aturas ya no sé lo que es correcto o no, ya no sé lo que está bien o mal, creo que he perdido mi dignidad, ya no me queda nada, después de el ya no hay nada.

Me puse de pie luego de unos minutos bastantes incomodos y con mucho silencio. El todavía me miraba sin comprender que hacia aquí, en su casa, era el momento de hablar.

— Necesitaba hablar contigo...—pronuncie aquellas palabras muy nerviosa, podía sentir mi voz temblar—siento haber entrado así...—me disculpe pensando que tal vez esto podría molestarle y mucho—

— Está bien...—hablo de manera amable acercándose a mí—no te preocupes...—mis manos estaban sudando y no podía dejar de apretar mis dedos entre ellos, el noto aquello bajando su mirada, me miro de manera extraña como si estuviera preocupado—¿querías decirme...?—tome aire humedeciendo mis labios y luego sin poder contenerme más, camine hacia él y envolví su cintura con mis brazos—

— Lo he intentado, te juro que lo eh intentado...—admití cerrando mis ojos con fuerza y apretándome fuerte a el—intente no pensarte, intente mirarte con otros ojos, intento no amarte como lo hago pero no puedo... no puedo estar lejos de ti Yesung...—cuando lo note ya estaba llorando, manchando toda su camisa con mis lágrimas mezclado con mi delineador negro—no soporto estar lejos de ti, saber que estas con otra persona... me duele demasiado...—lloriquee entrelazando mis dedos, por si acaso se le ocurría empujarme para que ya no lo abrazara—

— (TN) _____...—escuche su voz suave y al mismo tiempo dolida, me sentí muy satisfecha cuando sentí una de sus manos en mi espalda y luego acariciar mi cabello suelto—

— No me alejes de ti... por favor...—pedí sacudiendo mi cabeza pesando que tal vez el me pediría que me fuera de su caza—necesito estar contigo, sin ti no soy nada...

—No llores, no me gusta verte así...—podía sentir su cabeza apoyarse sobre la mía, se sentía tan bien y al mismo tiempo era tan dolorosa, de seguro el estaba sintiendo lastima por mí—tranquilízate por favor...

— Te amo Yesung... debi decírtelo antes...—murmure aun en su pecho, su perfume era exactamente igual, sentir eso me recordó tantas cosas, aquellos momentos que quizás jamás volverían a repetirse—no me dejes...

— (TN) ____....

Paso muchos minutos abrazándome y masajeando mi espalda, ya que mi voz se había vuelto muy dificultosa, tomamos asiento en el sofá, me envolvió en sus brazos y se sentó a mi lado. Ni siquiera sabía si el hecho de que no me echara de aquí era algo bueno o malo, no podía saber si se trataba de un acto de cortesía o porque yo realmente le importaba, sea de la manera que sea me gusta estar así, entre sus brazos, aunque sea solo para consolarme. Luego de unos breves minutos sentí que ya no tenía mis mejillas húmedas, finalmente había dejado de llorar, el aún tenía su mano sobre mi espalda y yo continuaba con mi rostro apoyado en su pecho.

— Desearía que esto no fuera difícil para ti...—murmuro—no te mereces sufrir...

— Entonces no hagas esto...—levante mi rostro para mirarlo—no me alejes de ti, sin ti no puedo seguir...

— Vas a poder, claro que vas a poder...—el arrugo sus cejas mirándome—eres una chica fuerte y...

— ¿Qué fue lo que hice mal?—volví a abrazarlo ocultando mi rostro entre su cuello y su hombro, de allí no me movería—¿Por qué no puedo ser lo que buscas?—pregunte desesperada haciendo un gran esfuerzo por no llorar nuevamente—¿Qué hay de malo en mí?...

— No digas eso... (TN) _____ escúchame.

— No, tu escúchame...—quite mi rostro de su cuello y lo mire—te amo mucho...—humedecí mis labios mirando los suyos, aquellos que siempre fueron mi perdición—déjame amarte...—tome su rostro entre mis manos y rompí la distancia que había besándolo—

HASTA QUE EL APARECIÓ   (con Yesung)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora