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Antes de comenzar el cap quiero mandarle un saludito a Valerie, una linda lectora que siempre está pendiente de cada capítulo 😍😙😙 Besitos bella 💕💕

Ahora si, a leer.

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Capítulo 42

Vergüenza.

Infinita vergüenza era lo que sentía cada vez que recordaba lo que había pasado en el baño.

¿Cómo se me ocurrió hacer eso? ¡Por Dios! Eso es pecado... Uno más que se suma a mi lista.

Dios te he fallado, soy la peor persona del mundo, me he dejado llevar por el maligno. No merezco tu perdón.

Terminé de peinarme cuando mi madre entró a mi habitación.

-Hija, ya llego Daniel.

-Ya estoy lista- tomé mi bolso y rocíe un poco de perfume en mi cuello.

-Te ves muy linda- mi madre tenía una sonrisa de oreja a oreja.

-Gracias- le sonreí.

Salimos del lugar y caminamos hasta la sala, ahí estaba Daniel y mi hermano hablando de quien sabe que cosas, mientras que mi hermanita se metía un puñado de gelatina en la boca.

-Hola Daniel- lo saludé.

-Val, hola. Te ves muy bien.

De reojo vi como Elías volteaba los ojos y se metía el dedo en la boca simulando vomitar.

-Gracias- sin que Daniel se diera cuenta le di una mirada "matadora" a mi hermano.

-¿Vamos?- Me dijo.

Yo asentí, me despedí de mi mamá y mis hermanos Elías hacia señas extrañas.

Está loco.

Daniel y yo caminábamos hacia la plaza, él me contaba sobre como su hermano gano la competencia de ajedrez y de lo feliz que se sentía.

-Él estaba muy nervioso, pero lo hizo excelente.

Le sonreí-. Debes estar muy orgulloso de tu hermano.

Asintió.

-La verdad es que si, aveces él siente que yo me llevo todo el crédito y que mis padres me tienen como su preferido, pero lo hubieses visto cuando le dieron la medalla él brilla con luz propia.

Me alegraba escucharlo hablar así de su familia, ojalá Trevor también hablara así.

¿Por qué siempre tengo que traer a Trevor a mi mente?

-¿Y qué tal se llevan tus hermanos y tú?- Preguntó.

-Pues, Elías es el mejor hermano mayor que alguien puede tener. Él me entiende y me apoya, al igual que yo a él y Miriam, bueno ella me babea cuando la cargo.

Daniel comenzó a reir.

Seguimos nuestro camino en silencio hasta llegar a la plaza, el lugar estaba decorado como si fuese un teatro.

Había una tarima en todo el centro del lugar, al rededor habían mantas con algunos almohadas de diferentes colores. Las luces estaba apagadas y las únicas que estaban encendidas alumbraban el escenario.

A través de la pantalla (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora