Capítulo 31.

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Sebastián Ahmed.

Comienzo a subir las escaleras de mi casa encontrándome con Scott, él luce recién bañado, el olor de su loción invadide mis fosas nasales desde que entre a casa.
Scott porta un elegante esmoquin en color negro con playera blanca, trata de acomodar su corbata al rededor de su cuello pero se le es complicado puesto que sostiene un antifaz que portará esta noche para la fiesta.

-¿Dónde carajos estabas? -Pregunta notablemente cabreado.

-Estaba en casa de Sky.

-¿Tienes idea de la hora que es?

-Amm. -Llevo mi vista a el reloj en mi muñeca. -7:14 pm.

-¡Exacto! La fiesta está por iniciar, y tan siquiera te has metido a bañar.

-Pareces mi papá Scott. -Digo volteando los ojos.

¿Qué tanto puedo tardar en ducharme y ponerme algo de ropa?

-¿Conociéndote? Más de 40 minutos.

Volteo los ojos nuevamente y niego.

-¿Qué tienes ahí? -Pregunta refiriéndose a una bolsa de regalo que sostengo en mi mano.

-Mali me obsequió esto.

-Te has vuelto muy unida a ella ¿no? No te vayan a comenzar a gustar mayores.

Río por su comentario y niego terminando de subir las escaleras. -Idiota.

Veo de muchas maneras a la abuela, como mi abuela, como una amiga he incluso guardamos un par de secretos juntos.

Si, enterarme que Sky es nieta del vagabundo que ella suele frecuentar sin tener la menor idea, es un secreto.
Aunque siendo sincero nunca hicimos un pacto de mantenernos callados, bueno de mantenerme callado yo.

No te metas en lo que no te importa Sebastián.

Gracias conciencia, pero esto si me importa.

-¡Oh idiota!

Volteo los ojos y me detengo al escucharle. -¿Qué mierda?

-No te preocupes por tus padres, ni por Marie.

Entre cierro un ojo y lo miro confundido. -¿Q-qué?

-Les di una inocente pastillita para dormir.

-¡¿Qué hiciste que?!

-Que les di una...

-¡¿Pero por qué hiciste eso?! ¿Sabes las consecuencias que eso podría traer?

-¿Castigos que terminan por olvidarlos al tercer día cuando se enteren?

-¡Scott estás loco!

-Oh vamos, dijeron que querrían bajar a la fiesta, no podremos disfrutar la fiesta al máximo con supervisión adulta.

-Eres un imbécil.

-Pero terminarás agradeciéndome. -Me guiña un ojo. -Esta noche Raquel será solo para ti.

-¿Cuantas pastillas les diste?

-Dos a cada uno, tienen efecto de 6 horas seguras.

-O toda la vida. -Digo terminando de entrar a mi habitación.

Cierro la puerta detrás de mi y pongo mis manos sobre mi cabeza. Lo de darles las pastillas ya lo habíamos hecho antes, pero solo fue a Marie y no hubo problema alguno, pero es muy obvio que mágicamente los tres se queden profundamente dormidos.

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