Capítulo 50.

265 23 0
                                    

Tiempo después...

Rosie Comer.

-¿Por qué estás jugando conmigo de esta manera?

-Cariño no estoy...

-Pensé que estabas molesto.

Steven suelta una sonora carcajada. -Es solo que no sabía cómo ocultarlo.

No le respondo, mi mirada aún observa detenidamente a mi no molesto novio arrodillando ante mi.

-Amor ya di algo, estoy perdiendo el equilibrio.

Una sonrisa tonta llena mis labios. -Si quiero casarme contigo Steven.

Mi inclino junto a él y tomo su rostro con ambas manos. -Te amo. -Digo antes de besarlo.

Los gritos y aplausos no demoran en escucharse. A mi loco novio se le ocurrió la idea de pedirme matrimonio en el baile de graduación, y frente a todo mundo.

Steven me levanta del suelo cargándome y sin dejar de besarme, mis manos divagan por su cuello y cabello.

-Te amo hermosa. -Me dice entre besos a lo que yo respondo de igual manera.

¿Quién piensa en comprometerse el día de la graduación?

La mayoría de adolescentes aquí, tienen en la cabeza la idea de entrar a la universidad estando dispuestos a conocer a cientos de personas, esta noche bailan con medio colegio y se besan con más de dos.

Y si, no quiero ni imaginar cómo se vaya a poner mi padre, pero vamos, tengo 18 años y he demostrado ser una persona madura.
Además de que mi papá y la mamá de Steven han comenzado a salir, ¿quién iba a imaginarlo?

Bueno ahora estoy feliz por estar dispuesta a casarme con él. Lo miro a mi lado y lo confirmo una vez más, hace menos de un año que lo conozco, pero fueron suficientes unos cuantos meses para darme cuenta de que lo quería a él, lo quiero a él.

-¡Mira los novios!

Sonrío al escuchar a Raquel, ella y Sebastián se acercan a nosotros tomados de las manos. -¡En hora buena! -Exclama mi amigo.

Steven y él se dan un abrazo con golpecitos incluidos y luego de apartarse Sebas viene a abrazarme a mi. -Te mereces todo eso que estás sintiendo campanita.

Campanita, él y Scott solían llamarme así cuando era pequeña, solía estar obsesionada con cierta Ada de vestido verde y cabello dorado. Creí que ya no lo recordaba.

-Gracias. -Susurro también en su oreja y cuando nos separamos veo una sonrisa sincera en sus labios.

-

Sebastián Ahmed.

Llamo el timbre de la puerta principal de la casa de Raquel y espero un par de segundos con mis manos dentro de los bolsillos de mi jean.

La hermana de Raquel no demora en venir y abrirme la puerta, me guiña un ojo y me indica que entre.

-Papá, -Dice llegando a la sala donde se encuentran sus padres. -Te buscan.

El señor voltea a verme al escuchar a su hija. -¿Qué desea joven?

-Ha-hablar con usted. -Oh vamos Sebastián no te pongas nervioso ahora.

-¿Y sobre qué? -Pregunta poniéndose de pie.

-Sobre.. bu-bueno, hoy es el baile de graduación de la secundaria donde solía asistir su hija, yo fui uno de los graduados, quería pedirle permiso para llevarla.

Eres Mía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora