Sebastián Ahmed.
Mis manos se sienten sudadas, limpio de ellas en la tela de mi camisa y continuó caminando detrás de la hermana de Raquel.
Ella voltea a verme y me sonríe. -Aquí es su habitación. -Dice señalando una puerta de madera color blanca.
-Gra-gracias.
-No es nada. -Vuelve a sonreírme. -Cualquier cosa estoy abajo.
Veo desaparecer a la hermana de Raquel después de bajar las escaleras. Visualizo la puerta blanca frente a mí y veo mis manos que han vuelto a empaparse de sudor.
Mali digo que era correcto que viniera pero, ¿realmente lo es?
Las situaciones que enfrentamos actualmente no son las mejores como para regresar a buscar a una chica de la que estuve enamorado y que tuvo un hijo del ex novio de una de mis mejores amigas.
Pero ya estoy aquí y no puedo irme sin verla.
Toco un par de veces la puerta con las palmas de mis manos, espero un par de segundos más hasta que escucho la voz de Raquel diciéndome que puedo entrar.
Con mi mano temblorosa comienzo abrir lentamente la puerta de su habitación hasta que ella aparece en mi campo de visión, ella está levemente acostada en su cama mientras lee un libro, al verme cierra el libro dejándolo de lado y frota sus ojos como si no pudiera creer que estoy yo aquí.
-Hola. -Me dice.
-Hola.
-Has venido.
Sonrió levemente acercándome a ella. -Si. -Digo pasando una de mis manos por mi cuello y mi cabello. -Quería ver cómo estabas.
-Estoy bien. Bueno, más o menos.
-Yo, escuché lo de tu bebé.
La media sonrisa que estaba en el rostro de Raquel se borra por completo. -Si, yo jamás quise lastimarlo, yo no sabía, y cuando supe, no supe tampoco que hacer...
Término por acercarme a su cama y me siento en la esquina de esta. -Yo no soy quien para juzgarte, para decirte que estuvo mal o para recriminarte el como no te diste cuenta.
No sé tampoco que debes estar sintiendo, lo imagino, pero no puedo sentirlo.
Solo espero que ese sentimiento de culpa desaparezca de ti pronto y te des cuenta de que si fue un error, pero no fue solo tu culpa, las personas no deciden cuando o como cometer esos errores.
-Tampoco sé que hacer con mi vida ahora. -Admite viendo hacia el suelo.
-¿Qué tal empezar todo otra vez?
Cambiar de amigos, de colegio, hasta de ciudad, frecuentar otros lugares y hacer cosas que nunca hayas hecho.
Ella sonríe sin dejar de ver hacia abajo y niega. -Mis padres me prohibieron continuar en el colegio, ahora me he quedado sin amigos de todas formas y no creo que tan siquiera me dejen salir a la esquina sin mi hermana.
-Oye no se te han terminando los amigos. -Digo golpeando levemente su hombro. -Me tienes a mi.
Ella sonríe sinceramente viéndome. -Es que tú eres cosa de otro planeta Sebas.
-Eso creo. -Digo sonriendo en dirección al suelo. -Quizá sea de Marte o Saturno.
Una sonora carcajada de Raquel invade la habitación. -Realmente extrañaba pasar tiempo contigo.
-Y yo contigo Raquel.
-Esperaba verte en el hospital. -Admite encogiéndose de hombros.
-Si, yo...
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Eres Mía.
Teen FictionIncluso yo podría olvidarme de todos, pero no de ti. ¿Que cuál es la maldita necesidad de conservar dentro de tu ser a una persona que no se lo merece? El maldito sentimiento del amor. Lo sé, estoy jodida. Warning. Este libro lleva la toxicidad a...