Capítulo 18.

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Skyler Hopper.

-¡Huu! Fiu fiuuu. -Exclama Alejo tomándome la mano y dándome una vuelta. -¿Y le preguntaste a donde te llevará?

Niego. -No, solo me dijo que hoy me mostraría algo.

-¿Tú que crees que sea?

Muerdo mi labio inferior pensando. -No tengo ni idea.

-Bueno, -Dice despidiéndose. -Te quiero Sky, me contarás todo luego ¿Eh?

Asiento y lo veo desaparecer sin dejar de sonreír.

No sé realmente que sería de mi sin Alejo, y sin Rosie, ella se tuvo que ir temprano hoy hablaría con sus padres o algo así.

Mis ojos se encuentran los hermosos de Finn, últimamente hemos estado muy unidos, el sábado en su casa me masturbo y, oh Dios, la primera vez en la historia de mi vida que alguien me hace tener un orgasmo. Estaba temblado en sus brazos, pero me sentía tan bien.

-Mía. -Dice llegando a donde estoy.

-Hola. -Sonrío.

-¿Todo bien aún quieres ir conmigo?

-Claro.

-Bueno. -Finn toma mi mano sonriendo y nos encaminamos a la puerta de salida.

-

Finn Kester.

Hace un... bastantes años en realidad, yo estuve aquí, en la frontera de San Diego. Mi abuelo paterno vivió toda su vida aquí, él solía ser un hombre humilde y trabajador, digno de ser admirado.
El solía tener una pequeña choza en lo alto de una montaña en el bosque. Donde la vista desde lo alto de la pequeña cabaña era grandiosa, se podían apreciar las playas y las luces de la ciudad como un espectáculo de colores, sé de alguien que amaría ver esto, está sentada a mi lado un poco nerviosa.

La choza siempre ha sido cuidada por un guarda bosques, cuando mi abuelo falleció el la donó para las personas que se dedican a cuidar de las áreas verdes, así tienen un lugar donde refugiarse si hace frío o si llueve.

Esta mañana estuve aquí, para pedirles permiso de visitar el lugar, les comenté que yo era nieto del fallecido Mark, y no hubo problema alguno puesto que cuando la choza fue construida este lugar aún no se consideraba turístico, no era propiedad de nadie.

Hemos llegado. Sky se baja inmediatamente confundida y me mira. -¿Dónde stamos?

Bajo de motocicleta tranquilo, dejó los cascos sobre la moto y sacó las llaves. -No estamos tan lejos de casa.

-¿Pero..? Creí que íbamos no sé al cine o a un café.

-¿Un café o un cine te parecen especiales?

-Pe-pero... Aquí deben estar algunos guardabosques. -Dice refiriéndose a la choza.

-No los hay.

-¿Cómo sabes?

-Porque ya hablé con ellos.

Ella frunce el ceño. -¿Co-cómo..?

-Eso no importa mía, ven.

Intento tomar su mano pero ella me esquiva.

-¿Tú traes aquí a chicas con las que quieres tener sexo? -Pregunta temerosa.

¿Ella cree que solo me interesa tener relaciones con ella? ¿Así es como me ve?

-N-no. -Respondo viendo el suelo.

Eres Mía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora