Capítulo 52.

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Capítulo final. Parte 02.

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-¿Por qué me entregas esto? -Pregunto viendo de reojo un libro de pasta café y gruesa.

-Dudaba entre sí debía hacerlo o no.

-¿Qué es?

-Le pertenecía a Sky.

-¿Y tú cómo lo tienes?

-La señora Olivia y Alejandro no salían de la habitación de Sky cuando ella comenzó a perder de sobre manera la memoria, se aferraban tanto a su recuerdo que era dañino. El señor Hopper me pidió que me desasiera de todas las cosas de esa habitación y haciéndolo me encontré con esto.

-¿Y por qué me lo das?

-Porque te odio.

-¿Me odias y me das pertenencias de Sky?

-Pronto me entenderás.

-¡Espera Sarah! -Digo levantándome de la camilla del hospital. -No te entiendo, no...

Gracias por haberme traído al hospital.

-No fui yo. -Dice encogiéndose de hombros. -Fue el taxista.

-A-aún así.

Sarah se encoge de hombros restándole importancia.

-Sarah una cosa más. -Suplico.

Ella voltea a verme de mala gana. -¿Qué?

-¿Cualquier día puedo ir a visitar a Sky? ¿Necesito un permiso o algo?

-Si cualquier día, no solo una identificación.

-Bien. Gracias por llevarme con ella de todas maneras Sarah.

Ella se queda callada unos segundos mirándome fijamente. -Quise arrepentirme cuando ví que aún estás enamorado de ella, -Voltea a verme y descifro que habla con sinceridad. -Debes conocer toda la historia. -Dice encogiéndose de hombros. -Te odio y espero no volverte a ver. -Dicho esto se marcha dejándome petrificado y confundido.

-

"He dejado de ser virgen.

Se siente tan loco, es como si estuviera en mi frente un letrero que dice, 'No virgen' me da miedo y hasta me asusta el hecho de pensar que mali y mis padres puedan enterarse de que estuve con Finn. Jamás lo cambiaría, cabe recalcarlo, es más, esta noche planeo seducirlo de nuevo."

Termino de leer el pequeño párrafo y lágrimas invaden mis ojos.

¿Cómo pude lastimarla tanto? ¿Cómo?

-Joven hemos llegado a la dirección que me indicó.

Levanto la mirada del diario encontrándome con el taxista, limpio mis ojos y tomo mis cosas.

-Gracias. -Digo tendiendo un billete. -Puede quedarse con el vuelto.

Doy media vuelta para entrar a casa de mi madre cuando escucho la voz del taxista nuevamente. -Eh, ¡joven!

Volteo. -¿Si?

-Nunca es tarde para reparar un corazón roto, en especial si usted lo rompió o si se trata del suyo.

Trago duro al escucharle y le doy una mueca de sonrisa. A veces si puede ser tarde.

Recordando todas y cada una de las palabras escritas por Sky toco el timbre de la puerta principal de la casa de mi madre he inmediatamente aparece mi empleado favorito detrás de ella sonriéndome.

Eres Mía. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora