CAPÍTULO 68: Gracias a ti

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Jeff, desde hace un par de minutos aparecido, decidió esperar a su amiga recargado en la pared.

Estaba preocupado.
Gracias a todo tiempo de convivencia que últimamente pasó con Lina, ella se convirtió en alguien importante.
Y no le agradaba la idea de que esta situación le hiciera algún mal.

Así que ahí estaba, dispuesto a darle el apoyo necesario.

Cuando oyó el sonido de la puerta al abrirse, no dudó en acercársele.

— ¡Lina! ¿Todo está... bien?

Un corto vistazo al rostro de la chica fue más que suficiente para saber que no lo estaba.
No la dejó responder.

— ¡Santo cielo! Estás... muy pálida.

— Sí... —aseguró con movimientos de cabeza, que terminaron por marearla— yo... necesitamos irnos, al siguiente pasillo.

Lina perdió fuerza en las piernas por un segundo, haciendo que casi cayera.

Jeff tuvo que reservarse la inundación de dudas, porque se ocupó en brindarle equilibrio al ser tambaleante que era Lina: pasó un brazo de ella por su cuello, apoyando todo el peso sobre sí.

— Jeff, vámonos a otro pasillo —repitió lo mismo y le miró con ojos suplicantes—. Por favor.

Y, con la esperanza de que por fin le explicara lo de su estado, partió rápido al lugar donde ella pidió.
El pasillo estaba desierto.

Le sentó en una silla cualquiera y él se situó a un lado.

—La... madre de Rubén tuvo —se tomó una pausa y por su expresión de dolor al tomar aire, Jeff dedujo que no estaba para nada bien—... un accidente.

Los ojos de Jeff parecieron oscurecer cuando empezó a relacionar todo, y deseó, por todo lo que quería, que no fuera lo que estaba pensando.

Eligió tantear, sin valor de preguntar directamente.

— ¿Y ella se encuentra bien?

Lina sonrió de lado—. Más que bien, es fabuloso.

—La darán de alta...

— Es lo más seguro —seguía sonriendo, con su vista iluminada clavada en la pared blanca.

Jeff, quien no pudo aguantar seguir sin saberlo, se puso en pie, justo en frente de ella.
Lina le miró, expectante, ya con la idea de lo que le preguntaría.

— ¿Lo hiciste? —dijo entre dientes.

— ¿Qué cosa?

Él tuvo que tomar una gran bocanada de aire, todo para no ponerse a llorar.

— La salvaste... —susurró.

Una tímida sonrisa se asomó en los labios de Lina.
La cual no checó para nada con las brillantes lágrimas que recorrían sus mejillas.

— ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? —su respiración se volvió pesada.

Ella borró aquella sonrisa y se limitó a verle sin expresión alguna.

Él no se detuvo, ni porque también ya estaba llorando— ¿Sabes que no puedo... ayudarte, verdad?

— Lo sé... no te sientas culpable, fue decisión mía.

— ¡Ya lo veo! —exclamó. Su labio inferior estaba temblando.
No quería que Lina muriera de esta manera, y ahora, con cada segundo que pasaba, ella se iba cada vez más.

— Jeff, escucha...

— No —la interrumpió, limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano—. Esto nunca te lo perdonaré... él nunca te lo perdonará.

Encanto Inexperto (Fanfic Rubius) (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora