CAPÍTULO 31: Cambios

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—Narra Lina—

Han transcurrido tres meses desde que Rubén y yo comenzamos a ser amigos y aún seguía sin digerirlo. ¿El tiempo iba más rápido de lo normal o era mi imaginación?

Estaba en mi nube de pensamientos a la vez que sorbía de un café caliente, sentada en una silla metálica de un establecimiento. La situación, a su vez, me recordó aquella frase que había leído en un libro, hacia bastante tiempo:

-¿Qué quieres?

-Café solo. Negro... como mi alma.

No pude evitar reírme y un par de miradas del local se fijaron en mí. ¿Qué pasa, ahora reírse sola es delito? Vaya sociedad de ahora.

Les dediqué una sonrisa carente de honestidad y clavé la mirada en el vaso que sostenía entre mis manos. Algo que es obvio y siempre va a pasar, es que mientras el tiempo avance, nuevos cambios se avecinan junto con él. Y así fue mi caso. Pasaron tantos cambios que era impresionante contemplarlo.

Primeramente, Rubén me mandó a la escuela. Su madre noruega lo había visitado en una ocasión y yo no estaba presente en aquel momento, pero mi amigo me contó todo lo sucedido. Me relató que ella había preguntado por mí y que él le había explicado cómo me conoció y todo ese asunto. Y, finalmente, la madre de Rubén "sugirió" que me metiera a una escuela.

—Creo que no quiere que acabes siendo una vaga que vive de YouTube como yo —había dicho mi amigo castaño con sarcasmo.

Por otra parte, Samuel y Emily por fin arreglaron sus cosas y terminaron siendo novios. Samuel, al día siguiente de que su relación comenzó, fue hasta el departamento de Rubén para darme las gracias. 

Al principio, no entendía el por qué, pero luego el chico me explicó que si no hubiera sido por mí, nunca habría aceptado que las cosas que sentía por Em era amor y que valía la pena correr riesgos por seguir sus sentimientos.

Sentí mi celular vibrar y lo saco del bolsillo de mis pantalones. Un mensaje de Willy.

Willy: Vegetta otra vez está hablando con Em por Skype... me están matando con las cursilerías que dicen ¬¬'

Reí de nuevo. La amistad que llevábamos Guillermo y yo se había fortalecido muy rápidamente. Me encariñé con él lo suficiente como para decir que era mi mejor amigo.

Lina: No seas nene xd

Espérate un poco más y jugamos GTA, qué dices?

Willy: Es que no sabes lo que se siente escucharlos hablar así casi todo el día...

Ok;)

Lina: No digas nada, así estarás tú con tu novia...

Willy: ¿Cuál novia?:/

Lina: La que te voy a conseguir n,n

Willy: Oh dios mío...

Podría haber respondido, si no fuera porque alguien me había gritado en el oído provocando que saltara en mi asiento y el pulso se me acelerara por mil. Giré mi cabeza hacia un lado y vi a alguien que a veces lograba hacer que lo odiara temporalmente.

Ajá, era Rubén.

Él se estaba riendo a carcajadas y las demás personas lo miraban con el ceño fruncido. Viré los ojos y me levanté de la silla sin decirle nada a Rubén.

— ¡Lina, espéra...me! —Rubius no podía acabar una frase bien por la risa que aún no se le pasaba.

—No —grité para que me pudiera escuchar y apresuré mi paso. Al rato sentí unas manos rodeando mi cintura, deteniéndome—. ¡Rubén, ya, suéltame! —chillé.

Encanto Inexperto (Fanfic Rubius) (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora