CAPÍTULO 62: Mi nombre es Jeff

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Acontecía una mañana muy fría con una brisa que te helaba los huesos.

Pero eso no fue obstáculo para el grupo de amigos, quienes fueron a una cabaña del mismo pueblo a desayunar.

En aquel lugar, cerca de ahí, un mirador se encontraba, con vistas a las grandes montañas.

Y Lina lo encontró como el lugar que más lograba tranquilizar sus pobres pensamientos.
No quiso entrar todavía con los demás y de excusa mencionó que quería tomar unas fotos.

Quien tampoco entró fue Rubén. Se quedó con ella, a cierta distancia.

Lina andaba por ahí como perdida, haciendo fotos de vez en cuando. Para Rubius el hecho de sentirla tan lejos y distante era motivo de preocupación.

Emily le hizo señas a Rubius para que ya entraran: el desayuno ya estaba listo y no les permitiría esperar más.

Rubén se acercó lo suficiente y, carraspeando su garganta, le dijo:

— Los demás ya nos están hablando... ¿entramos?

Ella le miró, y cuando lo hizo, sintió una punzada dolorosa en lo que lo hacía humano.

— Sí, claro —de pronto, ella miró más allá de ellos, por encima del hombro de Rubén y frunció el ceño—. Vamos.

— ¿Qué pasa? — él iba a girar la cabeza a aquella dirección, pero Lina le detuvo.

— No es nada, ¡de veras! — le sonrió dulcemente—. Sólo me pareció ver una abeja.

Ruben detectó la evidente ridiculez de lógica, pero no se animó a demostrarlo. No quería admitirlo, pero tal vez ella no lo necesitaba ahí. Un pensamiento que le ensombreció la mirada.

— Está bien — intentó sonreír y le besó la frente.

Él se marchó, y una vez que entró en la cabaña, Lina fue al encuentro de esa persona que desde hace rato la estuvo observando.

Era un chico, en ese momento más sonriente que nada.

— Hola — saludó tal cual, como si ya hubieran compartido tiempo juntos.

— ¿Disfrutaste la vista que tenías? — preguntó sin pensar. Al segundo se arrepintió. Es decir, era un desconocido, bien podía hacerle daño.—. ¿Quién eres?

— Woa, tranquila cariño — levantó su manos en son de paz—. Molestarla era lo último que quería hacer. Me llaman Jeff, soy un alma parecida a ti.

Lina lo estudió unos segundos.

— ¿Y qué es lo que quieres hacer entonces? —interrogó, ignorando el curioso dato de al final.

— Simple: aclarar tu pobre mente —se encogió de hombros—. Intención directa de ellos.

— No entiendo de qué hablas...

— Vamos Lina... ¿en qué estabas pensando hace poco?—ella dijo nada y espero que continuara—. Yo sé mucho más de lo que tú te puedas imaginar, y mi deber es descubrirte los ojos.

— A ver —se rió, ya impaciente—, ¿te estás escuchando? Además, ¿cómo sabes mi nombre?

¿Será... podrá hacer lo mismo que yo?, pensaba Lina con asombro, ¿saber, tener, lo que quieras con el deseo?

Luego recordó lo que dijo: "Me llaman Jeff, soy un alma parecida a ti".

Entonces...

— Bonito tío te conseguiste, ¿eh pilla?

Encanto Inexperto (Fanfic Rubius) (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora