CAPÍTULO 66: Serie de infortunios

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—Narra Lina—

Cerré mis ojos y los mantuve así por unos segundos.
Al abrirlos, ya estaba en mi recámara.

Sin permitirme siquiera a pensar en lo empapada que estaba, salí del cuarto gritando su nombre.

—Lina —escuché que decía, desde la última habitación.

Al caminar a su encuentro, sólo fui capaz de pensar en el bien de Rubén...
y en que mi presentimiento de que pasaba algo fuera mentira.

Mis piernas flaquearon justo al entrar al cuarto, haciéndome casi caer.

— Woa, ¿te encuentras bien? —preguntó él, tomándome por los hombros para brindar equilibrio a mi ser débil.

— Te pregunto lo mismo, ¿estás bien? —dije de manera atropellada y torpe.

Él, confuso visiblemente, movió su cabeza, afirmativo—. Sí, tranquila.

Un nudo, muy doloroso e inexplicable, me impidió decir algo más.
Así que refugié su mejilla con mi mano, obligándome a creer que él estaba frente a mí, a salvo.

— Debo decirte algo —Rubén pasó sus manos de mis hombros a mi cintura—. Quería disculparme por las cosas que dije aquel día, y de mi comportamiento reciente.

>>No lo mereces, y me siento idiota por haberte hecho sufrir, cuando lo único que querías era verme feliz.

Esas palabras parecieron llegar hasta lo más profundo de mi corazón, y me sorprendí una vez más del poder que él tenía sobre mí.

Mi intento de decir algo se vio frustrado al estornudar.

— Joder, te enfermarás si no te cambias ahora —tomó mi mano, dispuesto a llevarme a algún lugar, pero hice un poco de resistencia—. ¿Qué pasa? —añadió, interrogante.

— Sobre lo que dijiste... ya no te hagas daño, todo ya está bien —le dediqué la sonrisa más sincera de estos días.

Rubén me devolvió el gesto y esta vez sí fuimos a mi habitación.

— Cámbiate rápido y me pasas la ropa mojada, ¿vale? Te traeré una toalla.

Cerró la puerta, y, con una sonrisa estúpida en la cara, me puse ropa seca.

— ¿Puedo pasar? —se escuchó la voz ahogada del youtuber, detrás de la puerta.

— Ajá —respondí al mismo tiempo que me sentaba en la cama.

Un Rubius con una toalla y un peine irrumpió en la habitación. Me ofreció ambas cosas—. Para tu cabello.

Reí, totalmente conmovida por su atención tan tierna que me daba—. Gracias.

Inicié la tarea de secarme el cabello. Notaba la mirada de Rubén todo el tiempo, y una vez terminé, hice que nuestros ojos se encontraran.

— ¿Cómo pude ser tan gilipollas? —hizo un gesto que oscilaba entre mueca y sonrisa—. De verdad que no te merezco, eres tan hermosa, tan—

— Rubén —le corté, antes de que siguiera alimentando sus dudas—. ¿Me ayudas?

Le tendí el peine y el soltó una risita. Lo tomó—. Vale, con gusto.

Me peinó el cabello, con cuidado y una delicadeza que llegó a asombrarme.
Le costó unos minutos, que para mí, fueron efímeros.

— Me gusta tu cabello —comentó, acercándose ligeramente.
Sentí cómo ahora trenzaba mi cabello y me derretí de ternura.

Encanto Inexperto (Fanfic Rubius) (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora