Encanto Inexperto (Fanfic Rubius) (EN EDICIÓN)

CAPÍTULO 59: "Lina, coquetéame"

Como ya era algo tarde, optaron por regresar a su dulce hogar.
Ambos portaban una sonrisa tonta en sus caras, de esas que te cuestan ocultar.

Estaban en la banqueta, esperando a que llegara el Uber que el mayor había solicitado. Sus meñiques se encontraban unidos tiernamente.

A pesar de que todo era silencio, en esos minutos, sus miradas fueron suficientes para entenderse.

En poco tiempo, ya se dirigían a su destino.
Durante el trayecto, la estación de radio puso la canción "Life is a highway", de Cars.

Lina, como buena amante de esa película, siguió la letra con su increíble voz.

—Life is a highway, I wanna ride it all night long! —cantó, mientras meneaba su cabeza lado a lado. Se veía feliz—. If you're going my way, I wanna drive it all night long!

Rubius, al desconocer completamente la letra, se limitó a mirarla, sonriendo.
A kilómetros se notaba cuánto la admiraba.

"Joder, nuestra vida juntos se está empezando a convertir en un musical", pensaba el noruego con ternura.

—Llegamos —avisó el conductor, frenando enfrente del edificio—. Fue un placer escucharla cantar —añadió.

La elogiada se sonrojó un poco, pero logró decir gracias.

—Rubén, esto es serio —comenzó a decir ella una vez que el auto se fue, dejándoles solos—. Tienes que conseguirte el carnet, si no, no podré cantar a gusto.

Éste sólo río a la vez que le sacudía el cabello.

—Sólo por eso lo haré.

Subieron a su respectivo departamento. Una vez dentro, Lina exclamó:

— ¡Estoy que me muero de sueño!

—Hoy hace frío —comentó Rubén, viéndola fijamente.

Ella frunció el ceño—. ¿Y qué con eso? Bueno, yo ya me iré a dormir. ¡Descansa!

Y como lo dijo, fue a su cuarto, se lanzó a su cama, se envolvió en sus cobijas y abrazó a Charmander.
Al minuto sintió sus ojos pesados, hasta que notó que un cuerpo se acostó a su lado.

—Compárteme un poco de cobija, malosa.

Lina ahogó un grito.

— ¡Rubén!

—Oh, venga, la cama es suficiente para dos —se defendió el chico, jalando un poco la cobija hacia su lado y taparse—. No te preocupes, traje mi almohada para que no compartas la tuya.

La chica no hizo nada más que ponerse roja como tomate. Agarró un cojín que estaba cerca y lo puso en medio de los dos.

—Así estará bien.

Él la miro, confundido. Luego soltó una risilla burlona—. En el parque no te molestaba que estuviera cerca.

—Guarda silencio —ordenó, dando la espalda—. Son cosas mías.

Rubén rió por segunda vez.
Se acomodó y cerrando sus ojos, dijo una última cosa.

—Sólo que sepas que Charmander no es tan guapo como yo.

Lina sonrió y también cerró sus ojos.
Cayeron dormidos casi al instante.

[...]

Transcurridas nueve horas de sueño, el noruego se despertó.
Lo primero que notó es que despertó solo... bueno, con Char.

Se estiró y una vez estando en cinco sentidos, se levantó.

Mientras se acercaba a la cocina, un olor digno de una delicia inundó su nariz, deleitándolo. De igual manera escuchaba música...