CAPÍTULO 60: Grito

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— ¿A las montañas? —repitió ella, ladeando su cabeza.

— Oh sí. Eran unas vacaciones sorpresa, y por fin te lo pude decir porque ya es oficial —explicó, orgulloso por millón.

— A mí no me engañas. Vamos a convertirnos en ermitaños.

Rubén se aproximó a ella, casi dando brinquitos de alegría.

— Eso molaría, imagínate: tú y yo solos en un lugar recóndito...

Mientras la chica imaginaba, se le escapó una sonrisa.

— Tendríamos mucho tiempo libre.

— ¿Qué mejor manera de aprovecharlo que en nosotros? —dijo en una dulce voz que Lina nunca había escuchado. Se quedó anonadada.

Rubius se alarmó un poco al ver la expresión ida de ella.

— ¿Dije algo malo?

— No, no. Sólo que... estoy descubriendo un lado moñas tuyo y simplemente —sintió que sus pensamientos se cortaron al perderse en sus ojos.

— ¿Simplemente...?

Lina negó con su cabeza varias veces, sonriendo apenada—. Me encanta.

Seguro que si la mirada hablara, habría menos que explicar.

El noruego enamorado le acarició su mejilla, logrando causar un escalofrío en Lina—. Es extraño, no es como si lo planeara. Nace ser así. Contigo.

Acercó su rostro al de ella con propósito de beso, pero...

— ¡Vale, pues si vamos a las montañas necesitamos abrigos! —anunció la rompe pasiones, alejándose de él casi de un brinco—. Tenemos que salir a comprar desde hoy.

La cara de Rubén estaba para pintura.

Esto no quedará así, pensó él, cruzando sus brazos.

[...]

— ¿Y con quién vamos?

Salieron de la última tienda de la tarde, ya con todo lo que consideraron necesario para el viaje en aquellas bolsas de compra.

— Bueno... serían Mangel, Alex, el chino y la parejita de Em y Vegetta —dijo, contando con sus dedos—. Toda la pandilla estaba invitada, pero sólo ellos son seguros. El plan es volver antes de navidad.

— ¡No puedo estar más emocionada! —exclamó la castaña, jaloneándole el brazo a Rubius—. ¡No puede ser mejor, no puede!

— ¡Espera! Que luego se me caen las bolsas.

—Oh, lo siento —se rascó su nuca, sonriendo a modo de disculpa—. No supe contenerme.

Volvieron a su departamento y no quisieron perder ni un minuto más: se dispusieron a checar las compras y alistar maletas.

Dos días eran los que los separaban de la gran fecha de partida, y seguramente para ambos pasarían en un suspiro.

[...]
("Después de un suspiro")

La alarma interrumpió el sueño de Lina, haciendo que al principio se molestara.
Pero al recordar el motivo de ésta, enseñó los dientes en una gran sonrisa.

¡Hoy es el día!

Saltó de la cama sin importarle que eso le costaría marearse un poco. Se adentró al cuarto de Rubén y se acostó encima suyo.

Un quejido fue la consecuencia.

— Ahh.. ¿qué pasa? —balbuceó entre dormido y despierto.

— ¡Ya es hora, es tiempo de aventura! —anunció desde arriba.

Encanto Inexperto (Fanfic Rubius) (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora