Capítulo Catorce

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—Mamá.

—¿Hn? —Sakura, que limpiaba la cocina, detuvo sus actos en un instante—. ¿Qué es lo que sucede, Sarada?

—Mamá —volvió a empezar la criatura, aunque se detuvo un instante.

—Vamos, dilo —insistió la pelirrosa, con una sonrisa enorme.

—Mamá, ¿dónde está papá?

—Ya lo hablamos, cariño —ella, consciente de las emociones de hija, se secó las manos para volverse hacia ella e inclinarse un poco—. Papá se encuentra en una misión importante.

—Pero... ¿por qué nunca nos visita?

—Por ahora, no puede volver. Pero, todo el tiempo, papá envía cartas y regalos para ti, porque no quiere que te olvides de él, ¿sabes? Porque te ama mucho.

—¿En serio?

—En serio —aseguró, mientras le acomodaba su cabellera negra, para luego inclinarse a besarle la frente con amor—. Tu padre es un hombre que ama con todas sus fuerzas, y tú eres la persona a la que más ama en este mundo.

—¿Qué hay de ti? —la pregunta, viniendo de una inocente criatura, hizo que su madre mostrara una expresión de sorpresa. Sarada apenas era capaz de formular preguntas de esa dificultad.

—¿De mí? —repitió, mientras lo pensaba—. De mí... yo creo que él me quiere mucho, también.

—¿De verdad?

—De verdad —se encogió de hombros—. Él no es un hombre que jugaría con mis sentimientos. Él es alguien que nos quiere bastante. Es por eso que él está allá afuera, protegiéndonos.

—Mamá, ¿crees que él volverá algún día?

—Por supuesto que sí —las manos de Sakura sostuvieron el cuerpo pequeño de su hija, a la que levantó y sostuvo sobre su cadera, mirándola al rostro—. Él vendrá y se quedará con nosotras por un largo, largo tiempo. Te traerá regalos, jugará contigo y te dirá cuánto te quiere.

—¿Cómo sabes eso?

—Bueno, es que yo conozco muy bien a Sasuke-kun —la depositó sobre la mesa, con cuidado, para inclinarse un poco a su altura—. Él me prometió que volvería con nosotras, para cuidarnos y amarnos. Y, ¿te digo algo?

—¡Sí!

—Tu padre es un Uchiha —exclamó, en voz baja, dándole énfasis a sus palabras, como si se tratara de un héroe por ello—, justo como tú, Sarada. Y como Uchiha, él siempre cumple sus promesas.


Capítulo Catorce: Dicen que todos los caminos llevan a Roma


Cuando abrió sus ojos, Sakura Haruno estaba en la sala del apartamento de su novio. Había tomado una siesta mientras él empacaba, en un montón de cajas plásticas, las conclusiones de su investigación con Orochimaru. El apartamento estaba colmado por documentos con y sin orden fijo, que ellos dos habían estado leyendo la última semana. Su padre se había ido hace tres días, y Kabuto no perdía el tiempo. Inclusive había dejado de ir al hospital, pues los trámites finales de aquél proceso eran mucho más importantes que cualquier otra cosa. Sin embargo, para este momento, no era capaz de escuchar nada. No había páginas volteándose, carpetas forzándose, ni cajas cerrándose. Ella tuvo que sentarse en el sofá para asomarse al desayunador y descubrir que, en efecto, se encontraba sola. En ese sitio solo estaba Sakura Haruno y alrededor de veinte cajas con distintas etiquetas dispuestas a ser enviadas a un mismo domicilio. Ni rastro de Kabuto Yakushi, o de las llaves de su auto. Debía haber ido por más cajas, o empaque de burbujas, o algo necesario para continuar su tarea. Al final, ella se puso de pie y caminó hacia la cocina, sin la esperanza de verlo volver pronto, pero la puerta principal igual se abrió.

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