Después de que ellos se fueran, dejándoles para que comieran—casi a obligadas—, ninguno tuvo animo de seguir con las compras. La convivencia volvió a ser complicada, y no se sentían cómodos el uno con el otro. Sasuke se armó de valor para proponer que volvieran a casa, mientras que ella accedió con la voz débil. No se miraron el uno al otro, en ningún momento, y subieron al auto de la misma forma. Lo que Tsunade les había dicho los colmó con sentimientos de desesperación, y pronto pidieron explicaciones desde el lado de Jiraiya, quien les explicó que su vida no era precisamente plena, así que no había un sacrificio por hacer o, quizá, ya lo había hecho. Él dejó ir a Tsunade, el amor de su vida, cuando ella conoció a Dan. Jiraiya escogió la felicidad de Tsunade antes que la suya, pero no lo dijo abiertamente. Esa era una historia que Sasuke ya había escuchado, y que contó a grandes rasgos a Sakura mientras los veían salir del lugar, mientras aun podía articular palabras decentes. Después de eso, ellos no tenían mucho que decir, pues estaba claro lo que ambos estaban pensando, pero era terrible. Sus temores iban de mal en peor...
—¿Estás bien? —él le habló, porque quería apoyarla en ese momento.
—Por favor, no digas nada —pero ella lo detuvo de inmediato, mientras él conducía—. No me mires, no me hables, Sasuke. Sé lo difícil que es eso para ti en este momento, y sé lo que quieres hacer por mí. Es algo que yo también quiero hacer por ti...
—Sakura, yo...
—Te lo suplico —murmuró ella, cerrando los ojos—. No puedo escucharte ahora. No puedo recibir tus palabras, ni tu amor. Necesito que me dejes sola, lo que resta del día, al menos. Mañana será como tú desees, pero hoy... por favor.
Claro que sería así. Sakura había pasado suficiente tiempo sola para aprender a lidiar con los problemas de forma muy distinta a como hacía cuando los tenía a ellos: a Naruto y a él. Los últimos veintiún años, Sakura vivió lamiéndose las heridas a sí misma, y era una costumbre que no iba a abandonar de la noche a la mañana. No necesitaba que Sasuke intentara hacer algo por ella, porque ella podía sola, pero él no sabía si tenía esa fortaleza ahora... el dolor siempre lo había llevado a cometer errores, y ella era uno de las anclas que lo obligaban a mantenerse centrado. Era complicado, pues la había escuchado con claridad. Ella tenía razón, así que puso sus ojos en el camino, apoyando la mano sobre la palanca de cambios del automóvil, y respirando profundo para contenerse. Los dos estaban pensando que, si su felicidad era junta, entonces La Parca les cobraría con algo terrible y estaban seguros de que por eso no podrían tener a Sarada. Mientras tanto, si intentaban estar juntos solo por Sarada, entonces no podrían permitirse el amarse el uno al otro, lo que volvía imposible que volvieran a ver a su hija, ¿cierto? El amor no era una elección...
Tsunade y Jiraiya también despejaron sus dudas con mucha amabilidad: resulta que, cuando una persona despierta, las decisiones que tome en esta vida cambiarán su destino y afectará a quienes son sus contactos directos. Al despertar Sakura, ella aplazaría el nacimiento de los hijos de todos, pues fue criada para esperar a volverse profesionista antes de tener hijos. Lo mismo sucedería con la mayoría de sus conocidos, y no era tan imposible entender que ellos estuvieran solteros y sin criaturas, ni siquiera en camino. Ellos vendrían, tarde o temprano, mientras sus padres no despertaran. Pero, con Sarada, era difícil decir... Ambos entendían que ella podría ser su sacrificio y, no importando las circunstancias, volvían al punto de partida. Ninguno de los dos podía imaginarse qué hacer para cambiarlo. Los dos estaban sufriendo.
La mano de Sakura, entonces, se posó sobre la de Sasuke, y cerró los ojos. Él no dijo nada, ni hizo movimiento alguno, pues era como tratar con un animalito aterrado: cualquier movimiento en falso la ahuyentaría, y lo sabía. Además, los dos sabían que esa era la forma en la que ella le mostraba su apoyo ahora, resistiendo la necesidad más visceral de su ser. Eso era perfecto para ambos. Los dos sobrevivirían de ese modo. Así, al llegar a casa, Sasuke tuvo que mentirle a su madre y decirle que Sakura no se encontraba del todo bien para que nadie la molestara. De alguna forma, eso fue suficiente para que también los hijos de Rin y Obito se mantuvieran tranquilos, mientras ella subía a su habitación y se sacaba la ropa extra, metiéndose en el futón hasta que éste le cubriera completamente el cuerpo, solo para luchar por quedarse dormida.
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Eternally
FanfictionEstaba preparado, sabía que sucedería tarde o temprano y, a pesar de todo, no soportó perderla a ella. Así, Sasuke pudo conseguir lo único que pedía en su vida: volver a ver a Sakura. Sin embargo, nadie imaginaría lo que sucedería una vez sus vidas...