Capítulo Cuarenta

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Había sido un montón de información muy pesada para asimilar. Con ayuda de otras tres cabezas, Sakura y Sasuke podrían abordar puntos que no se les hubiera ocurrido, pero a estas alturas estaban mucho más conscientes y despiertos para agilizar el análisis por sí mismos. Explicarles era como entorpecerse, pero estaban decididos a mantenerlos al tanto. Ninguno de los dos estaba cómodo sabiendo que Naruto estaba por ahí, molesto e ignorante, sintiendo ira incontrolable por perder a sus seres amados. Él se merecía, como cualquier otro de ellos, toda la verdad. Por eso los habían invitado, ¿cierto? Sin embargo, el semblante de Naruto no parecía tener intenciones de cambiar siquiera un poco y, bueno, uno no espera que eso suceda en un instante, pero la hostilidad que emanaba del rubio la estaba preocupando. En todo caso, la velada concluyó en Itachi y Karin despidiéndose para retirarse juntos, mientras Sakura y Sasuke se daban a la tarea de asear un poco el desastre que se ocasionó con bebidas en el estudio, sin olvidar el desorden de sus movimientos, algo que acomodaron para que todo quedara legible. Los sannin iban a recibir una grabación de esa habitación para enterarse de todo, así que podían relajarse con unos tragos, o eso se le ocurrió a Sakura que sería buena idea. Así, ella le dio una cerveza a Naruto, quien aún parecía estar un poco descolocado.

—Gracias —dijo él, tomándola para darle un sorbo. Sasuke salió de la cocina, como si fuera su propia casa, mientras bebía de una botella distinta—. ¿Han ido a la universidad?

—No estamos faltando a nuestras clases —contestó, Sakura—. Pero, el resto del tiempo estamos aquí, investigando —se encogió de hombros—. En realidad, creo que no hemos dormido mucho... también pasamos un par de días en la biblioteca, hasta tenemos carnet para los libros —rio.

—Ya veo.

—Es peor que trabajar en una tesis —agregó, Sasuke, mientras se apoyaba en un sillón. Sakura fue entonces por una cerveza para sí misma—. Es como si sintiéramos que estamos contra reloj... por algún motivo, pareciera que nos queda poco tiempo.

—Aunque ni siquiera tenemos la certeza —complementó, la pelirrosa, mientras bebía un poco y dejaba la cerveza sobre la mesa.

—Ya que ustedes son los únicos que pueden hacer algo al respecto, no me sorprende que tengan una noción como esa sin darse cuenta —murmuró, Naruto—. En ocasiones, puede más el instinto que los conocimientos que uno tiene. Básicamente, esa es la forma en la que viví mi vida.

—Eso es cierto —afirmó, Sakura, con una tenue sonrisa. Quería reconfortarlo, mientras él daba otro trago a su cerveza. Sasuke los observó en silencio.

—¿Qué tienen planeado hacer? —preguntó, entonces, el rubio.

—Bueno, no hemos llegado a nada aun —se rio, nerviosa—. Seguiremos investigando sin descanso hasta descubrirlo. Estamos forzando a nuestras vidas pasadas a salir a la luz con un montón de información que apenas y podemos procesar, así que...

—No hablaba de eso —la interrumpió, Naruto—. Estoy hablando del elefante en la habitación.

—¿Cómo dices? —preguntó, confundida, la chica.

—Habla de nosotros —contestó, Sasuke—. Naruto quiere saber si vas a dejarme o no.

—No creo que sea necesario pensar en eso ahora —suspiró, Sakura, mientras veía al pelinegro dejar su bebida sobre la mesa—. Debemos enfocarnos en solucionar todo, ¿cierto? Podemos arreglarlo y luego ver esos detalles, no es tan importante, así que...

—Encuentro adorable que intentes arreglar mi opinión actual sobre Sasuke —volvió a interrumpirla, mientras la miraba con seriedad—, pero el que te sientas mal por lo que tu antepasada hizo no tiene ninguna relación con la culpa que él tiene, así que no finjamos que estás arreglando nuestra amistad al confesar que Sakuya-hime es quien nos sigue forzando a reencarnar. Eso no cambia lo que Sasuke es capaz de hacer, ni la opinión que tengo ahora al respecto.

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