Sus pasos ocasionaban un crujido, resultado de pisar hojas secas y ramas, así como alguna piedra que estuviera en su camino. Sasuke había sido muy atinado en seguir el sendero, algo que calmaba un poco a la pelirrosa, quien seguía el mismo camino. Sus atuendos no hacían juego con los de otros visitantes, que parecían preparados para caminar por un rato, pero tampoco era como que la inusual pareja fuera a quedarse para terminar el recorrido. En realidad, parecía que Sasuke solo quería alejarse un poco de la entrada y mostrarle algo, o eso era lo que había dicho. Sin embargo, Sakura no fue capaz de ocultar su preocupación cuando el destino del Uchiha cambió, de repente, fuera del sendero, algo que no parecía muy inteligente. Ella tuvo que mirar a su alrededor, con mucha precaución, antes de seguirlo. La historia de los amantes que se quitaron la vida ahí no parecía muy romántica en ese momento, pero tampoco le detuvo de andar tras él. Estaba molesta, pues esa no era—ni de lejos— la cita que había esperado. Le había traído a un sitio que, a pesar de que era hermoso, ella encontraba espeluznante en muchos sentidos. Ahora que lo pensaba, Romeo y Julieta no solo eran unos mocosos, sino que pecaban de estúpidos, y pensamientos como aquél estaban colmándole la cabecita para envenenar los ideales románticos que el arte se esforzaba por forjar con sus aclamadas obras de todos los tiempos. Había decidido, de repente, que no iba a ver más películas románticas, ni leer más novelas del mismo género, cuando Sasuke se detuvo frente a ella y la pobre chica no tuvo más opción que pararse de golpe, sorprendida.
—Aquí está bien —dijo él, lo que obligó a Sakura a mirar detrás de sí. Si bien, no estaban demasiado lejos del camino, una persona tendría dificultad para verlos ahí e interrumpirlos.
—Vaya... ¿planeas matarme aquí?
—Que ya lo haya hecho una vez no significa que vaya a repetirlo, Sakura.
—Hubo un par de intentos antes, Sasuke. Me hacen dudar —le recordó, con ironía, mientras una sonrisa plana se le dibujaba en los labios para concluir con la broma, aunque él no parecía verle la gracia a esos comentarios.
—Nunca dejaré de disculparme, lo juro.
—Era un chiste —intentó relajarlo, calmando su temple—. Pero, siendo sinceros, ¿quién te dijo que este era sitio para una primera cita? Es decir, ambos sabemos que esto es una cita, y no me imagino algo muy bonito que quieras mostrarme aquí, Sasuke.
—Supongo que no me expresé del todo bien: no se trata de mostrarte algo, sino hablarte de eso... de algo que ni siquiera tú, que ya atravesaste el velo, eres capaz de comprender.
—No es que recuerde todo lo que pasó después de mi muerte, Sasuke.
—Exactamente, por eso es que no lo conoces —empezó, con un semblante más serio que se ganó la atención de la chica. Sin embargo, no queriendo ser muy crédula, ella sonrió.
—Oh, vamos —soltó, animada, y se cruzó de brazos—. ¿De qué quieres hablarme, Sasuke?
—Del día que fui detrás de ti, Sakura —pero, en contra de sus esfuerzos, el gesto taciturno del moreno se le contagió lentamente, mientras se miraban a los ojos el uno al otro, aunque él mostraba gran arrepentimiento en su semblante—. Quiero hablarte del día que me suicidé.
Capítulo Treintaidós: Efigie
Tras la boda de Boruto y Sarada, tuvo que pasar un tiempo antes de que ellos tuvieran un buen sitio para vivir. Hasta ese momento, Sasuke les había dejado como misión encargarse de arreglar la casa Uchiha, que había sido abandonada tras la muerte de Sakura—primero por Sasuke y después por Sarada—. La falta de mantenimiento había dejado la gran casa tan desgastada que a los muchachos les costó un gran monto y un lapso un poco extendido, mientras vivían de forma humilde. Por fortuna, la casa había sido pagada años atrás, así que la deuda estaba saldada y solo había asuntos decorativos—y de mantenimiento— por atender. Tras un mes y medio de matrimonio, Sasuke fue informado por su pupilo, lo que le guio a tomar la decisión final y, poco después, él se presentó a la puerta de la casa Uchiha, que ahora podría considerarse Uzumaki. Sarada abrió la puerta con felicidad y por poco lo arrastró al interior, mostrándole todos y cada uno de los cambios que habían hecho, antes de invitarlo a tomar un poco de té.
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Eternally
FanfictionEstaba preparado, sabía que sucedería tarde o temprano y, a pesar de todo, no soportó perderla a ella. Así, Sasuke pudo conseguir lo único que pedía en su vida: volver a ver a Sakura. Sin embargo, nadie imaginaría lo que sucedería una vez sus vidas...