Capítulo Veinticinco

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Lo que había comenzado con una amigable salida de compras, terminó en un conflicto de proporciones olímpicas. Probablemente, ni siquiera cuando los titanes luchaban se sentía una hostilidad similar a la de ese grupo, mientras el rostro de Ino parecía enfurecer más al ver la docilidad con la que Sakura admitía sus culpas, tomando sus cosas y levantándose del sofá de manera pacífica, con el propósito de terminar el problema de una tajada. La rubia se mostraba incrédula, mientras la espalda de Sakura se alejaba en la distancia, hacia quién-sabe-dónde. Tenten se sintió impotente, pues la había tratado tan poco, que le parecía que su intervención solo sería un estorbo. Temari estaba en proceso de levantarse y poner a Ino en su lugar, pero la apacible Hinata Hyuga tuvo el poder suficiente para tranquilizarla antes. Mientras tanto, aunque Karin quiso seguirla, Izumi no se lo permitió, y fue ella misma en su persecución. Al haber provocado el incidente con sus insinuaciones, sentía que debía ser ella quien solucionara al menos una parte del conflicto, y era obvio que se requeriría un esfuerzo colectivo para hacer que la Yamanaka entrara en razón.

Sakura no había llegado muy lejos, así que Izumi no tuvo que esforzarse tanto para alcanzarla. Ella tomó la sabia decisión de traer consigo sus cosas, y no dejarla al cuidado de las chicas, con el propósito de enfrentar cualquier circunstancia sin depender de ello. Esa había sido la misma decisión de Sakura al separarse del grupo, aunque sabía que alguna de las chicas vendría detrás de ella, contaba con que se tratara de Izumi, y pedía que Ino no continuara con un conflicto que resultaba innecesario. Su expresión no parecía afligida, ni afectada de cualquier forma, sino que fría y decidida. Izumi creía que encontraría un entrecejo fruncido cuando le viera el rostro, o quizá algunas lágrimas, pero esa chica era un hueso duro de roer, así que no se atrevió a detenerla y se limitó a caminar a su lado, en especial porque estaban atravesando un grupo de abundantes personas, seguro porque estaban frente a la plaza culinaria. Así, antes de darse cuenta, habían llegado a un extremo del centro comercial, y Sakura tiró lo que quedaba de su bebida a la basura, para aproximarse a un cubículo pequeño que tenía una ventanilla, donde una única operadora estaba esperando. Se trataba de una estación para localizar un taxi y hacer que pasaran por ella, así que en ese momento fue interrumpida.

—Itachi está cerca —aseguró ella, con una expresión intranquila—. No tardará en llegar, hace veinte minutos me avisó que estaba saliendo de su casa y...

—Lo último que deseo es importunarlos —contestó la pelirrosa.

—Él solo viene por mí, Sakura —insistió—. Deja que te llevemos de regreso. Podemos ayudarte a empacar y llevarte a casa de alguno de tus amigos. Él va a interceder ante su familia, así no tendrás que enfrentarlos sola.

—No es necesario, Izumi. De igual forma, no planeo llegar a la casa de nadie. Todos están ocupados, y sería un estorbo.

—Ven conmigo —propuso, entonces—. Vivo sola, así que me harías una buena compañía. Mis padres viven a unas casas, así que podemos ir a visitarlos también. Sé que es una situación conflictiva, pero no por eso debes decaerte, ni alejarte de los Uchiha.

—La cuestión aquí es que Ino tiene razón —enfrentó ella—. Yo tengo a Kabuto, y permití que Sasuke me besara. He abusado de su interés, y si me quedara contigo, tampoco habría forma de asegurar que estoy cumpliendo con lo que dije —se encogió de hombros—. Eres la novia de Itachi, así que Sasuke haría un drama hasta saber en dónde me metieron.

—No estarás hablando en serio con lo de no hablarle, ¿cierto? —estaba preocupada.

—Me prometí a mí misma que ningún hombre se interpondría entre mi mejor amiga y yo, Izumi. Esa amiga es Ino —le sonrió—. Aunque Sasuke Uchiha fuera el amor de mi vida, yo lo dejaría si eso dañara mi relación con ella.

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