Intentaba dormir, cuando la voz de Hunter hizo que me sobresaltara.
Me removí entre las sábanas, intentando que esa voz desapareciese, pero no lo hizo.-¡Cassie! - esta vez la escuché con más claridad, y me levanté de la cama debido al susto- ¡Cassie, por favor!
Me asomé por la ventana, que era de donde provenía su voz. Ahí estaba él, mirando hacia mí con los ojos inyectados en sangre.
-Cassie, Cassie -me llamó apresuradamente cuando me vio- déjame subir, por favor. Necesito hablar contigo.
Lo miré con temor. ¿Subir a mi cuarto, después de todo?
Negué con la cabeza.
-Hunter, es mejor que te marches.
Estaba por cerrar la ventana, cuando volvió hablar.
-¡Joder, Cassie! Por favor, tenemos que hablar. No me puedes hacer esto.
Suspiré y volví a asomarme.
Él alzó las cejas y con la cabeza me indicó que le abriera la puerta.
-Es mejor que baje yo -dije.
Asintió y se cruzó de brazos debido al frío.
Bajé las escaleras haciendo el menor ruido posible, al igual que con la puerta.
Hunter estaba enfrente de la puerta, y a pesar de que hacía frío, salí junto a él. No iba a dejar que entrase.
Lo primero que miró cuando estuve junto a él fue mi mejilla. Puso cara de frustración.
-Dios, Cassie... - murmuró- joder, no sabes lo que siento haber echo eso.
Comenzó acercarse a mí, lo cual me incomodó y asustó. Retrocedí unos cuantos pasos, hasta que quedé pegada a la puerta.
-Hunter, enserio -dije sin mirarlo- es mejor que te vayas.
Él negó triste y comenzó a moverse nervioso.
-No quiero que estemos así. Lo siento, ¿vale?
No pude evitarlo y comencé a llorar. Agaché mi cabeza para que no me viera, lo cual era inútil porque me estaba escuchando.
Puso sus manos en mis mejillas, y su cara a centímetros de la mía.
-Lo siento -susurró- no lo volveré hacer, lo juro.
Varias veces me había jurado dejar de hacer cosas, y siempre resultaba ser mentira.
Removí mi cabeza para que me soltara, pero no se dio por vencido.
La calle estaba fría y oscura, y éramos los únicos que se encontraban ahí en plena noche, lo cual me incomodaba todavía más.
Nuestros cuerpos llegaban a tocarse. Sentía sus botas tocar mis zapatillas, y su sudadera rozar la mía. Sus labios tocaron mis labios, pero no los juntó del todo. Tan solo se podían escuchar nuestras respiraciones.
-¿Me perdonas? -susurró.
Sabía perfectamente lo que estaba haciendo, y eso me ponía enferma a la vez que me parecía irresistible.
Sus labios eran suaves, y nadie podía negarse a besarlo si te tocaba de aquella manera. Mala suerte que tuvo que tocarme a mí.
No respondí, ya que sabía que no podría decir que no lo perdonaba.
Me dio un corto beso, para después darme otro mucho más largo. Estábamos totalmente pegados el uno al otro, y con lo que provocaba en mí no pude no evitar aquel beso.
-Abre la puerta -dijo intentando buscar la llave en mi bolsillo aún sin dejar de besarme.
Quería besarlo, pero porque algo me decía que aquel beso sería el último.
-Abrela -insistió jadeando.
Negué con la cabeza y lo aparté. Me miró boquiabierto.
-¿Ahora qué pasa? -preguntó- joder, podemos solucionarlo, ¡como siempre hacemos!
Negué nuevamente. Sabía que empezaba a enfadarse porque por una vez, las cosas no salían como él quería.
-Esta vez no es como siempre, y lo sabes -susurré- esta vez me has puesto una mano encima, Hunter. Para eso ya no hay solución. No tienes solución.
Vi como sus ojos se llenaron de lágrimas, pero yo me contuve para no echarme atrás.
-¿Qué quieres decir? -sollozó.
Me encogí de hombros y abrí la puerta.
-Creo que no deberíamos volver a vernos.
Se quedó estático, y pareció quedarse sin respiración. Me miraba sin poder creérselo, y, a decir verdad, yo tampoco me lo creía.
Cerré la puerta despacio y subí las escaleras intentando no echarme a llorar con todas las ganas que tenía.
¿Realmente acababa de dejarlo?
Tal vez el capítulo siguiente sea el final, y no tengo ni idea de cómo terminarlo XD
Comentar como creéis vosotrxs que terminará y si os gusta la historia, lo agradecería muchísimo.
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Destruyeme, amor [CORRIGIENDO]
Teen Fiction·Él estaba hecho para destruir, y decidió destruirme a mí· Llegó en el momento perfecto, cuando yo más lo necesitaba. Dijo ayudarme, mas no tardó en hacerme daño. Sabía que estaba rota, pero acabó por romperme del todo. Aquél chico con mirada frí...