'su sonrisa vale mas que el dinero'
Cassie:
Me desperté algo cansada. Llegué por la madrugada a casa y no podía dormir después de ver a mi madre algo cabreada. La cosa no mejoró cuando Hunter me dijo que no asistiera a clases. No me molestó mucho, ya que no quería ir de todas formas. Eran las doce y media, y mi madre no estaba en casa. Seguramente mi padre si, y no tenía ganas de verlo, pero la comida era mas importante en esos momentos.
Bajé las escaleras algo dormida aún, y vi a mi padre sentado en un taburete de la cocina comiendo una tostada. Me daban nauseas nada mas verlo. Tan tranquilo y despreocupado.... Como si no tuviera una familia y nada hubiera sucedido.
Sin decir nada, abrí la nevera y saqué un zumo, y un vaso de el armario de arriba. Lo serví y lo bebí sintiendo su mirada en mi. Me daban unas ganas tremendas de gritarle y decirle porque demonios me miraba tanto, pero justo cuando lo miré y abrí la boca dispuesta hacerlo, él levantó la mano quitándome la palabra.
-Un chico a llamado al teléfono y a preguntado por ti.
-¿Qué ha dicho? -pregunté elevando una ceja.
Dio un mordisco a su tostada y la miró, observando lo que quedaba.
-Si estabas en casa -dijo sin mirarme- también ha dicho que no salgas de casa, que vendrá a buscarte mas tarde. Al principio, cuando contesté pensaba que eras tú, y cuando le he dicho que estabas durmiendo, a cambiado su tono a algo mas serio. Por cierto, ¿Porque no estás en el instituto?
Lo dejé hablando solo y subí a mi habitación para ducharme. Vi un mensaje en el móvil de Hunter, pero no contesté.
¿Sigues en casa, no?
Una vez acabé de ducharme, me vestí con unas mayas y una camiseta gris de manga corta. Me puse unos zapatos y cogí el móvil para contestar al mensaje.
Si
Su mensaje me llegó a los pocos segundos:
Sal fuera
Bajé corriendo y lo vi apoyado en la puerta. Sonreí nada mas verlo. Él se giró y se acercó para darme un beso, pero cuando me analizó, la sonrisa que él también tenía se esfumó. La mía se fue con la suya.
-¿Qué pasa? -pregunté nerviosa.
Me miró con una ceja levantada y rió falsamente.
-¿Y esa ropa? -preguntó señalándome.
Me miré y después subí la vista hasta él.
-¿Qué le pasa? -dije ofendida.
Yo no le veía nada malo. Unas mayas de toda la vida, con una camiseta gris básica. ¿Qué problema había?
Se pasó una mano por el pelo, negó con la cabeza.
-¿Porque hoy no llevas sudadera? Las mayas marcan mucho -las señaló con la cabeza, y después se mordió el labio sin dejar de mirarme.
Empecé a enfadarme, pero no tenía ni idea de que decir ante ese absurdo comentario.
Se acercó a mi, y rodeó con su brazo mi cintura, pegando sus labios a mi oreja.
-No te enfades -susurró- tan solo ponte otro pantalón, o una camiseta mas larga, Cassie.
Lo aparté molesta.
-No pienso cambiarme. ¿De qué vas? ¿Acaso te digo yo como tienes que vestir? -elevé la voz.
Sus ojos se tornaron oscuros de inmediato, y yo me crucé de brazos.
Se quitó la sudadera que llevaba puesta, quedándose con una negra ancha. Aún serio, me la tendió, esperando a que la cogiera.
Ni loca.
Apretó la mandíbula cuando vio que no tenía intención de cogerla. Apretó su mano en la sudadera.
-Póntela -gruñó.
Negué.
-No la quiero.
Sabía que estaba acabando con su paciencia, pero él con la mía también.
Se acercó a mi en un movimiento rápido, y me empujó a la pared. Solté un gemido de dolor, pero no pareció importarle, ya que estaba empeñado en que me pusiera su maldita sudadera.
Comenzó a ponerla por mi cabeza, y yo comencé a removerme debajo de su cuerpo.
-Déjame, Hunter -me quejé.
Cogió mi cara con una de sus manos y la apretó, haciendo que lo mirara.
-Ponte la puta sudadera -dijo despacio.
Como vi que estaba quieto, quité su mano de mi cara y lo empujé.
-¡No eres nadie para decir como debo de vestirme! -grité.
Me cogió de los hombros y me removió furioso.
-Soy tu novio -gruñó, cabreado.
Negué con la cabeza, soltando algunas lágrimas.
-No, ya no lo eres.
Él me soltó furioso. Me quité la sudadera que no me puso del todo, y se la tiré.
-¿Sabes qué? -dijo- no sé porque lo he intentado con una niña como tú, solo piensas en ti.
Caminó hasta la puerta y salió, cerrando de un portazo.
Subí las escaleras echa una furia, secando las pocas lágrimas que caían. Cuando entré a mi casa subí corriendo a mi habitación intentando no llorar.
No iba a hacerlo.
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Destruyeme, amor [CORRIGIENDO]
Novela Juvenil·Él estaba hecho para destruir, y decidió destruirme a mí· Llegó en el momento perfecto, cuando yo más lo necesitaba. Dijo ayudarme, mas no tardó en hacerme daño. Sabía que estaba rota, pero acabó por romperme del todo. Aquél chico con mirada frí...