Reiner fue internado con prioridad en una clínica situada a escasos minutos del sitio en el que se anotó la definitiva derrota de Zeke.
Braun fue ingresado con suma carrera, pues abundaba la posibilidad de que muriera desangrado a causa de la complejidad y la gravedad del impacto en su abdomen.
Luego de una semana en la que lo mantuvieron en la Unidad de Cuidados Intensivos y mis magulladuras fueron curadas con atención médica, por fin puedo entrar al cuarto reservado donde le tienen bajo observación; y tal como lo pensé durante mi secuestro, es hora de llevar a cabo la charla que ideé con mucho cuidado.
Una enfermera me dio las respectivas indicaciones para mi ingreso al lugar, al cual, incluso, debía adentrarme cubierto con gorro y bata; claro, por precaución y código del establecimiento.
El cuarto era espacioso y muy lujoso, digno de un paciente bien acomodado en el núcleo social.
El sitio tenía una cama inmensa con suaves almohadas, muy lejos de ser la simple camilla que disponían a los pacientes regulares; en ella reposaba Reiner, quien dormitaba sin percatarse de mi presencia.
Me acerqué a su cuerpo y tomé su mano. Era hora de hablar.
—Hola— empecé. —Sé que quizá no me escuchas o quizá sí, pero enserio necesito decir esto antes de irme.
—Te oigo perfectamente, Berth— susurró el rubio al mismo tiempo que abría sus ojos con pesadez.
—¿Cómo te sientes?
—Al menos estoy vivo.
—Me diste un susto de muerte.
—Sí— trató de sonreír, pero enseguida disipó el gesto—, ¿a dónde te irás?
—¿Ah?
—Has dicho que necesitas mencionar algo antes de irte.
—B-bueno, eso…
—¿Es malo?
—R-Reiner, yo q-quiero que terminemos con nuestra relación.
—Bertholdt, no me encuentro en óptimo estado. No es momento para juegos.
—No juego, es un tema serio.
—¿P-por qué?— cuestionó al percatarse de mi semblante neutro. Su voz se quebró.
—Reiner, sé que nos une el amor y de verdad agradezco que me hayas ayudado en mi proceso de superar mi carácter introvertido. Mentiría si afirmara que no he disfrutado tu compañía en cada paso que doy, y ni qué decir de las experiencias que compartimos; te puedo apostar que las atesoro en mi corazón.
《 Reiner, te convertiste en un ser clave en mi insípida vida, me permitiste ver más allá de mis limitaciones, a pesar de que llegué a mostrarme renuente a ello.
Quién diría que un chico como yo se le mediría a tantas situaciones, quién diría que Bertholdt Hoover alcanzaría a amar con tal intensidad a alguien que no fueran sus padres.
Ah, Reiner, hiciste demasiado por mí, pero ahora es mi deber devolverte el favor; y no existe mejor forma que dejándote seguir con tu vida, sin que te cause algún apuro más. 》
—Y-yo n-no lo entiendo, o-oye no es necesario que…
—Entiende que, si no hubiésemos forjado una relación, no poseerías ni lucharías con factores negativos en tu vida. Si únicamente seguíamos nuestros caminos, no encontrarías motivo para salir corriendo tras Zeke y enfrentarte a la muerte; tampoco mantendrías una mala relación con tu familia, a la cual, después de todo, no puedes dignarte a olvidar, pues al final siempre serán tu soporte.
—Basta, por favor— sollozó el rubio—; no más, detén tu boca.
—Prométeme que apenas salga por esa puerta te decidirás a continuar con tu vida, aceptarás la segunda oportunidad que te asignó el destino para proseguir con tu hermoso trabajo. Juráme que arreglarás las diferencias con tu madre y que ambos serán su apoyo mutuo. Por favor, hazlo por mí.
—No, yo anhelo vivir a tu lado, no necesito nada más; contigo lo tengo todo para salir adelante. Ni se te ocurra abandonarme, no estás en capacidad de engañar a tu corazón.
—Sí, depronto estoy contrariando mis sentimientos; sin embargo, mi raciocinio puede más. Sé que esto es lo mejor.
—Por favor, Bertholdt, no hablas enserio. Me estás haciendo daño.
—No me busques, te lo pido— di inicio a la despedida antes de que mi ex novio se enloqueciera. Yo era un manojo de nervios y culpabilidad. Me dolía verlo así, con pequeñas lágrimas surcando entre sus facciones mientras que con su mirada me imploraba una retracción de mis palabras.
—Berth, ésta no es la solución.
—De todas las que hay, es la mejor.
Me separé de la cama en la que Braun se esforzaba por incorporarse, por lo que opté abrazarlo, el último abrazo que nos dábamos.
—Te amo— articulé las dos palabras cargadas de emoción.
—Te amo más— respondió Reiner, apretando el agarre.
Con pesar rompí el acto, incluso cuando el otro hombre seguía suplicando con sus ojos y su labio tembloroso. A continuación, desvíe mi atención a la puerta, a la cual me dirigí sin devolver la vista.
Abrí y me topé con el pasillo, desde el que observé una vez más al sujeto que luchaba por levantarse.
—Yo también prometeré algo: jamás te olvidaré. Adiós, Reiner— me despedí con la amenaza latente de llorar.
—¡Bertholdt, espera! No te vayas, por favor. ¡Berth, te amo! No des un paso más, te lo imploro. Te seguiré vayas donde vayas, es injusto que me hagas esto.
Omití sus palabras, más aún porque sabía con claridad que si le daba suma importancia me vencerían mis sentimientos y revertiría lo estipulado.
Cerré la puerta y emprendí camino hacia la salida de la clínica. Comencé por alejarme lo suficiente de la habitación, tanto como para perder las exclamaciones de Reiner, quien no cesaba sus llamados a mi nombre. Luego, al pensar en el riesgo de que Braun saliera corriendo tras mi huella, busqué una enfermera y le encomendé que se aproximara a la habitación del rubio y que le suministrara los cuidados y atención pertinente, que él no fuera a realizar una locura.
Apenas cumplí con aquello, el ambiente movido de las calles me recibió, brindando un aire frío y acogedor. Las personas iban y venían, unas con más prisa que otras. No dudé en unirme. Paso a paso avancé en medio del gentío que transitaba en múltiples direcciones.
Me detuve un instante e incliné mi cabeza al cielo; en su extensión se pintaban nubes con tinte anaranjado que avisaban el atardecer. Le sonreí con la sensación de las lágrimas descendiendo.
Con decisión retorné a mi andar, perdiéndome entre la multitud, dejando atrás al hombre que me llevó hasta los límites y que, más importante aún: se ganó mi corazón.
Adiós, Reiner Braun.
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Nota de la escritora:Hola, ¿qué tal les va?
Yo me siento sad :'v
Hoy eliminaron a mi selección del mundial y eso me dio en el cora ;-; pero bueno, la vida sigue, más cosas vendrán.Y no, el capítulo no es triste porque yo lo esté JAJAJAJA. Ya lo traía planeado así >:v
Espero que les guste.
Siguiente parada: epílogo.
Muchas gracias por su apoyo.
Bye, bye
❤❤❤
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It can't be (ReinerXBertholdt)
FanfictionBertholdt Hoover, un estudiante de sexto semestre de medicina residido en Berlín. Para su desapercibida existencia todo parece ir bien, pues estudia lo que siempre le gustó; mejor aún siendo becado en la Universidad Libre de Berlín, no obstante su t...