Ana está realmente hermosa. Este último año la ha sentado de puta madre, está cambiada, más guapa, y lo peor de todo es que no quiere saber nada de mí. Es una mujer inalcanzable, y la deseo joder.
Nunca la he visto vestida así, como una auténtica ejecutiva. Es guapísima, sus ojos azules son los mejores que he visto en mi vida, los más bonitos, y su sonrisa es encantadora, mientras que sus labios son demasiado apetecibles. Ella es perfecta, y ya nunca voy a poder tenerla.
Salgo de mi despacho a recoger unas fotocopias, cuando de pronto siento como se me paraliza el corazón.
Todos están mirando a mi diosa. Está realmente guapa, no tengo palabras. Me he quedado en blanco.
Ana me ignora y se va a su despacho. Ha saludado al entrar, pero a mí, no ha sido capaz de saludarme. ¿Tanto me odia?. Es injusto joder, soy así con ella porque me duele que no quiera saber nada más de mí.
No lo dudo y me meto en su despacho. Una empleada tiene la obligación de saludar a su jefe. Abro la puerta de su despacho y ella se encuentra sentada en su cómoda silla de escritorio, revisando el proyecto de Rayaner.
- Anastasia, ¿qué haces?. - La quito los papeles que sostiene en sus manos.
- Estoy trabajando señor Grey, en la campaña de Rayaner, ayer terminé los folletos. - Observo los folletos, son realmente buenos.
- Están bien, pero falta el anuncio, esta misma tarde viene la modelo a gravar, y también nuestro cliente. - Me siento en la mesa de escritorio de su despacho.
Aquí mando yo, todo esto es mío, y hago lo que me da la gana. Así que espero que no abra la boca, a menos que quiera que la bese o la tome aquí mismo. Pienso hacer que se arrepienta por haberme firmado el divorcio. Ella puede provocarme, pero yo también puedo, así que juguemos pues.
- Genial, encaja muy bien con el papel, es preciosa. - No estoy de acuerdo. Ella si que es preciosa.
- Si, tiene un buen polvo. - Sonrio. Seguro que se ha puesto celosa con mi mentira.
- Eres libre de hacer lo que quieras, Señor Grey. - No me mira. Objetivo conseguido, se ha puesto celosa.
- Si que soy libre de hacer lo que quiera, de hecho ya sabes como soy. - Me levanto de la mesa y empiezo a pasearme por su despacho. Tengo una pelota anti estrés en las manos que me ayuda a no perder los nervios.
- Si, es verdad, sé cómo eres. - Sigue sin mirarme. ¿Es que no me va a decir más nada?.
- ¿Lo sabes?, ¿qué sabes?. - Me acerco hasta ella y la obligo a mirarme. Odio que me aparte la mirada.
- Sé cómo eres, como te manejas, no lo he olvidado. - El corazón me da un vuelco. Si no me ha olvidado es porque aún siente cosas por mí.
- Pues eso, sabes perfectamente que si quiero, puedo. - Me gusta mostrarla mi poder.
Tarde o temprano la conseguiré a ella. Conseguiré que vuelva.
- Me alegro por tí. - Se hecha para atrás en la silla.
Joder. Creo que me está dando un calor insoportable. Noto a Ana cambiada, su cuerpo está cambiado, ahora se la ve más atractiva, y sus pechos están más grandes. ¿Cómo puede ser?.
Trato de disimular, como siga mirando, voy a tener que irme al baño a desfogarme. Muero por ver su cuerpo desnudo completamente, sin ropas provocativas que dan paso a la imaginación. Es que no puede ser, ¿cómo puede ser tan guapa?.
- Ya me conoces Anastasia, sabes que me encanta hacer ciertas cosas. - Me refiero al sexo.
- Si, a mí también me gustan ciertas cosas. - Me aparta la mirada y se muerde el labio inferior. Ella se cree que no me he dado cuenta, pero joder.
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Mi jefe, mi Ex
FanfictionEl mundo en realidad es pequeño, por eso puede darse la casualidad de que tu jefe, resulte ser tu ex.