Capítulo 20 (Christian)

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No sé que es lo que tengo que hacer, no sé si hago lo correcto. Lo que me jode es que Anastasia no me ha detenido tampoco, es decir, no la importa que me vaya, aún que siga siendo su marido. A ella no sé si la importo o no, ni si quiera ha querido venirse conmigo unos días de vacaciones. La quiero pero no puedo ser el único que vaya detrás suya como si fuera su perro de compañía. Antes no era así, la verdad es que hecho de menos que me muestre sus sentimientos. Con un no te vayas de sus labios, hubiese bastado para quedarme.

Ya he cogido el avión. De hecho ya estoy en Berlín, la capital de Alemania, y por una parte me arrepiento de estar aquí. Quiero estar con Ana, pero ni si quiera sé si eso es lo mismo que quiere ella, porque tengo las sospechas de que me engaña y por eso no ha querido hacer un viaje conmigo, ni me ha preguntado si la acompaño a ver a su familia, ni nada, está claro que son excusas, y que no quiere estar conmigo, eso es lo que me ha dado a entender comportándose de esta forma.

Ana es mi mujer y lo va a seguir siendo, pero necesito pensar y ver de que manera puedo llegar hasta ella y volver a conquistarla, salvar nuestra relación para que no se pierda, porque yo la amo más que nunca y necesito que ella sienta lo mismo que yo, que sienta la corriente eléctrica que siento yo por todo mi cuerpo cuando ella está cerca de mí. Quiero que se enamore de mí, sólo soy un hombre frío que no muestra sus sentimientos pero necesito de su amor. Yo nunca he dado cariño, ni he sido de abrazar, ni besar, ella me lo ha enseñado. Yo antes no sentía amor por nada, hasta que ella se molestó en mostrarme lo que es amar a alguién, se molestó en no dejarme y transformarme en alguién decente y con sentimientos.

Aún sigo siendo borde a veces, aún me cuesta sonreír a lo que no me gusta, y no controlarlo todo, pero ella me ayuda, me consuela, me ha sabido querer y ha sido la única, porque los demás que me han conocido, han preferido salir corriendo y no darme ninguna oportunidad, sin embargo ella y su paciencia han sabido encontrarme un corazón que estaba perdido, y que hacía mucho que no sabía utilizarlo para querer a alguién

Yo de pequeño, cuando tenía unos siete años, sufrí un ataque al corazón que me dejó en coma por casi medio año. Mi corazón no tenía cura ninguna, y mi madre me abandonó por ello, dejándome al cargo de Grace, mi madre adoptiva. Mi madre verdadera, la que me ha dado su apellido nunca me volvió a hablar de mi madre biológica que desapareció después de aquello. Lo que intento expresar es que casi nunca me he sentido querido, nada más que me he sentido bien, con ella, porque mi familia no lo es todo, ella lo es, y ha sabido quererme e insistir en hacer que afloren mis sentimientos, no sé ha conformado con dejarme y ya está, ha insistido tanto que ahora no sé vivir sin ella.

Estoy en el hotel y recibo una llamada de Ana. Al principio me emociono porque estoy esperando a que me diga que vuelva, que me diga algo que me haga saber que me necesita, necesito que me lo diga, que se atreva a expresarme lo que siente por mí, que me diga que es lo que oculta porque está extraña, ya no la veo que quiera hacer cosas conmigo, está ocupada con otras cosas, y encima en su llamada vuelve a no decirme que vuelva, y creo que la he dado demasiadas pistas para que me lo diga, pero sigue sin hacerlo, y me duele estar y que ella esté distante conmigo, ni si quiera está en Seattle porque se iba de vacaciones y no ha querido que la acompañe, no ha querido porque no ve que lo nuestro sea en serio, aún que estemos casados legalmente y de corazón.

Yo me saco el corazón a puñetazos si hace falta por ella. Hago lo que sea, la donó toda la sangre que corre por mis venas si es que la necesita, la doy todo, hasta mi alma si hace falta. Yo soy todo por ella porque ella ha dado cosas que pensé que nadie daría por mí, y ha sentido cosas por mí que me han ayudado a seguir adelante, y me he animado al sentir que a alguién le importo y no estoy solo. Ella es la única que puede tocarme y a la vez desgarrarme el pecho.

Ella puede hacer que viva o muera, de ella depende mi vida, y estoy agotado porque tengo miedo a que ya no sienta nada por mí, porque se haya cansado de como soy, de mi forma de ser y querer, de lo gilipollas que soy a veces, y las veces que la fastidio al no corresponder a cada te quiero que sale de sus labios, a cada te amo que me susurra al oído, a cada eres todo lo que tengo que me confiesa.

Ella sabe que me ha ganado, que me tiene donde sea, cuando sea y como quiera. Ella sabe que soy su marioneta, lo que ella quiera.

Esperaba que me dijera que vuelva, pero no ha sido así.

(...)

Es media noche y no puedo dormir. No puedo dormir sin ella.

Se abre la puerta de la habitación del hotel, y mi Ana se tumba a mi lado.

La cojo por la cintura, la atraigo hasta mí y voy a besarla pero ella no me deja.

- Ya no siento lo mismo, me he cansado de tí. - ¡No!. ¡No puede hacer esto!.

¿Por qué las personas se cansan unas de otras?, ¿por qué se ha cansado de mí?, ¿qué he hecho mal?, ¿qué tengo que hacer para arreglarlo?.

- ¿Por qué?, ¿qué hago para que me quieras?. - La pregunto entre lágrimas.

Estoy al borde del abismo y a punto de caer. Otra vez no puedo sentir el vacío, no quiero dejar de verla de nuevo, no puedo vivir sin respirar su aliento, ni escuchar los latidos de su corazón cuando duerme. No me las apaño yo sólo en este mundo de incomprendidos, locos, e ilusionados con que un día todo cambiará a mejor.

- No lo sé Christian, te he dejado de querer y por eso no necesito que vuelvas. - El dolor es inmenso y la oscuridad me ciega.

Todo lo que soy, es gracias a ella, a su comprensión y su amor, si me lo quitan ya no soy nada. Ya no soy nadie.

- Ana, no me dejes, aún que no me quieras, ya te quiero yo lo suficiente, por favor. - La suplico. Estoy sudando y me cuesta respirar.

- Lo siento, estoy con otro, uno que no me dejó cuando le necesitaba. - Se me va de mi cama, de mi vida.

- ¡Ana vuelve, cambiaré!, ¡seré lo que quieras que sea!, te daré mi dinero, mí casa, mi coche, mí alma, mi vida. - Daría todo porque se quedará a mi lado.

Lo doy absolutamente todo por tener su amor.

- Lo siento Christian, quédate allí y no vuelvas nunca más. - Cierra la puerta de mi habitación.

- ¡No!, ¡no!...¡no!. - Mis ojos se abren ansiosos por salir de ese horrible sueño.

Me cuesta respirar, y mi almohada está empapada en sudor. ¿Esta pesadilla ha sido una señal acaso?.

Mi móvil empieza a sonar. Tengo un mensaje de voz de Ana. Cierro los ojos, no sé si quiero escucharlo. Le doy a reproducir, con las manos temblorosas.

- ¡Christian, por favor vuelve!. - Este audio es de las 3 a.m. ¿Qué hacía llorando a esas horas?. ¿Es que ella me necesita tanto como yo a ella?







Mi jefe, mi ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora