Capítulo 22

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Ya va una semana sin Christian. El anuncio saldrá en unos días y espero que no lo vea porque salgo en primera fila.

Christian no me ha respondido al mensaje, y estoy preocupada por si le ha podido pasar algo, porque es raro no haber recibido ningún tipo de respuesta, ni buena ni mala.

Después de una semana, el sustituto de Christian, Jack Hyde, se digna a aparecer con un nuevo cliente. Uno muy estirado, y lo peor de todo, tiene que firmar para que le hagamos el anuncio, que tiene como protagonistas a Max Heughan y Catriona Balfe, se trata de un perfume de Gucci. Un anuncio subido de tono con unos actores a los que adoro en su papel.

El cliente, ha propuesto una cena de los tres, es decir el sustituto de Christian, él y yo. Odio hacerme responsable de esto. Odio que Christian no esté aquí.

No he tenido tiempo para mí, apenas como, ni duermo, y ya no puedo pasar todas las noches con mi niño porque me quedo trabajando hasta altas horas de la madrugada. Es acostarme y que vuelva a sonar el despertador, por suerte al final si voy a irme de vacaciones, y creo que bien merecidas.

Trabajar es agotador, y más en este cargo de gran responsabilidad. He intentado odiar a Christian, y más cuando esta misma mañana, ahora mismo, el cartero me ha traído de nuevo los papeles del divorcio firmados por él, de nuevo me queda esa gran responsabilidad de firmar y acabar con nuestro raro, pero intenso matrimonio.

Debido a esto, cancelo todo, me voy de la empresa, y me marcho a casa. Cojo a mi niño en brazos, y no dudo en salir de Seattle a pesar de la hora que es. He hecho una reserva de camino en un hotel cerca de la playa, y pienso pasarme allí una larga temporada para poder olvidarlo todo, aún que no pueda porque Christian es imposible de olvidar.

Con las manos temblorosas firmo los papeles del divorcio, paro en una oficina de correos, y se los mando a Christian a su dirección de casa, ya los verá cuando vuelva. Seguro que se alegrará bastante, porque visto lo visto, no me quiere ver ni en pintura.

Llego al hotel, me tiro a la cama, y lloro desconsoladamente con mi niño a mi lado.

Lo sé, tengo que seguir con mi vida, y para eso tengo que pasar página. Así que no lo dudo y me hago un vídeo que pienso enviarselo a Christian, porque así no puede hecharme la culpa de que ya no seamos marido y mujer, ni nada.

Aún con los ojos llorosos, le doy al play y comienzo a gravar un bonito vídeo para Christian. Nótese la ironía.

- ¿Sabes qué?, no me importa, ¡ya te he firmado los papeles del divorcio y te los he enviado a tu dirección!, así que puedes respirar tranquilo por una vez desde que me has conocido. Yo te quería y te quiero, y te dije que no te fueras, tarde porque estaba en shock, al fin y al cabo ibas a desaparecer con la excusa de pensar, pero lo hice Christian, y lo siento porque te amo, y siento que no sientas lo mismo. Te doy las gracias por haberme aguantado todo este tiempo como un campeón, y te informo de una muy buena noticia, ¡ya no nos vamos a ver más!. Hasta siempre, y no lo olvides, me has destrozado para siempre, ya nunca más, volveré a sentir nada por nadie.

Corto el vídeo y se lo mando sin pensarmelo. Si me lo pienso no lo mando, y él tiene que saber que yo no quería esto, y ha sido sólo culpa suya. Lo siento pero yo lo veo así, desapareció con una mierda de explicaciones crellendo que le engaño y ya está. En lugar de hablarlo se va, tal como se hacen las cosas, nótese la ironía.

(...)

Ya es por la mañana y ni me molesto en ver el móvil porque seguro que no hay respuesta por su parte. Cojo a mi niño, nos echo crema, nos preparo para ir a la playa, y salgo del hotel dejando el móvil abandonado. Total, no le importo a nadie.

Mi jefe, mi ExDonde viven las historias. Descúbrelo ahora